25/4/07

Elecciones en Francia/Titánica tarea de candidata socialista para duplicar la votación de primera vuelta


Seguidores de la candidata presidencial del Partido Socialista francés en una reunión en París.
Foto: Xu Jinquan-XINHUA

Ségoléne Royal requiere duplicar su votación para el balotaje. Aunque es un escenario que no la favorece, salió mucho más fortalecida de lo que los cálculos más optimistas auguraban. Y si bien Sarkozy aparece como un seguro vencedor, el 25,84% le sirve a Royal para construir en el futuro una plataforma de contención al neoconservadurismo.
Para transformarse en presidenta de Francia el 6 de mayo, la socialista Ségoléne Royal debería obtener casi un 100% adicional de los votos que obtuvo el pasado domingo. Para lograr la meta de 50% más uno en la segunda vuelta, deberá agregar 24,16% y más, al 25.84% que consiguió un en primera ronda.

Juan Francisco Coloane(especial para ARGENPRESS.info)

Esta aritmética de colegio, por muy obvia que parezca, retrata un panorama mayúsculo para que Royal pueda acceder a una de las cinco presidencias más gravitantes en el mundo, pese a que en la primera vuelta salió mucho más fortalecida de lo que las proyecciones más optimistas auguraban.

Aún cuando aparezca el candidato oficialista con todo el poder a su disposición, Nicolas Sarkozy, como un seguro vencedor, es probable que ese 25,84% le sirva a la socialista más para el futuro y construir así una plataforma de contención para reducir el daño de que Francia se subsuma en el neoconservadurismo y la frigidez política.

Una cuestión es visualizar la obtención de esos votos, otra es posibilitar el clima para que ello efectivamente ocurra en las dos semanas que restan. El clima favorece a Sarkozy y en política siempre juega el factor simbólico. Esa parte extra de candor ciudadano absorbiendo la presión mediática, es el gran 'intangible' insondable para las encuestas, sobre todo en tiempos de elecciones.

Los votos estarían para doblar el respaldo de la primera ronda: ¿pero está el clima para obtenerlos? Ese es quizás el problema mayor, y en cuanto a clima en tiempos de vorágine, el candidato que representa el poder y que tiene el poder, en gran medida, se ve favorecido.

Algunos piensan que se trata de repartir los votos de François Bayrou. Otros que la izquierda no socialista se incline por Royal, y que sólo un 80% de los votos de Le Pen se sumarían a Sarkozy. Entramos en el territorio de los negociadores, de los especialistas electorales, pero por sobre todo de los generadores de climas, para que el pulso ciudadano se manifieste en determinada dirección.

¿Cuánto de las propuestas de cada uno de los candidatos, si es cierto de que se trata de una polarización, será asimilada por esa población a la que le está -en teoría- asignada la función de inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato?

El dilema de la izquierda y la derecha gobernando exclusivamente durante la V República en Francia es un tema colocado principalmente por Bayrou, que pereciera estar en un breve trono de dos semanas, porque de su 18.55% saldrían los votos que inclinarían la balanza. Si fuera efectiva esa fortaleza de la opción de centro, y fundada la crítica, esos votos deberían, en vez de repartirse para uno u otro lado, masivamente ir para un candidato.

Si es la polarización lo que ha puesto a Francia en una sensación de estancamiento, entonces, los votos que “son de Bayrou”, deberían entregarle un amplio respaldo a un solo candidato y no estar repartidos. Si fueran para Royal, Sarkozy estaría liquidado. Si se dividen, Royal no tiene alternativas.

Bajo este clima, que es de incertidumbre y de arbitrariedades discursivas generadas por el poder de los medios, Sarkozy puede verse favorecido. Sus problemas de carácter y temperamento violento, sus cambios emocionales bruscos -una cuestión mayor que ha sido inadvertida por los electores y que ha sido amortiguada por los medios- permanecerán aún más ocultos ahora bajo este clima de vorágine electoral, que en los meses anteriores de campaña.

Asimismo, la propuesta programática de Ségoléne Royal, siendo claramente un tema para una reflexión más profunda y que conduce a una toma de decisión verdadera, será, con toda probabilidad, menos advertida por el electorado.

Francia y su precisión

El espectro político en Francia, precisamente por su fragmentación, - los 12 candidatos no son una extravagancia, como algunos pueda ironizar- aparece como más preciso que el de cualquiera de las restantes democracias occidentales que tienden a la concentración, la homogeneidad y la hegemoneidad en el poder. Un editor parisino, Jean Pierre Sucre, lo describe así: “La política en Francia es como su lengua y en eso nos diferenciamos con los anglosajones. El idioma inglés es rico. El francés es más preciso”. Y la observación de Sicre, se comprueba con el presente escenario de 10 candidaturas que deben acoplarse a dos corrientes. ¿Se polariza? No, se continúa debatiendo, pero en tiendas aparte, y no la pátina de una uniformidad que en el fondo es hipócrita.

El espectro político en Francia es más preciso y más fino. La diferencia no se esconde detrás de una concentración de poder, y que a la hora de las grandes definiciones no atinan a trazar un camino, y generalmente se desgranan. Otros dirán que esa precisión francesa es más bien una rigidez, pero no es tal. Es más viable identificar los vaivenes políticos y las corrientes que los motivan, cuando existe una variedad de expresiones que son palpables y reales, que cuando están encapsuladas en el blindaje de estructuras políticas en apariencia homogéneas.

Una buena legión de analistas ha señalado que el veredicto del sufragio del 6 de mayo en la segunda vuelta le entregará un claro mandato al Jefe de Estado para cambiar el país. Y allí está la trampa en el insistir veladamente sobre el tema de la polarización que, por la historia de elecciones pasadas, siempre ha favorecido a las posiciones conservadoras. Plantear así las expectativas es muy osado, porque el movimiento que representa Sarkozy ha estado 12 años en el poder, y en este sentido, la pregunta más bien es: ¿un cambio para qué tipo de país?

De las dos propuestas que compiten, la que se observa como más nítida en el sentido de cambio proviene del programa de Royal. En verdad, Sarkozy, detrás de su demagogia, es más de lo mismo que se viene planteando desde el ajuste estructural económico de los años 80, y que por el dato empírico no ha resultado sobretodo en el tejido político.

El clima de vorágine descabezada que se desplaza como una hidra de mil puntas, favorece a Sarkozy. Su candidatura se ha beneficiado con el caos político y social, al cual él contribuyó mediante su directa participación en decisiones, y con lo cual, la actual aspirante socialista ha tenido poco o nada que ver .A la hora de las decisiones, está por verse si los electores tomarán en consideración este factor el seis de mayo.

Si los franceses eligen a Royal ya no solamente serían más precisos, sino que demostrarían que continúan siendo una de las asociaciones más inteligentes del planeta, y que están en posición de demostrar que se puede trabajar un modelo alternativo a la actual depredación.

ARGENPRESS.info/24/04/2007

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