9/4/07

EN EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI LOS PARTIDOS POLÍTICOS SÓLO SIRVEN PARA LAS ELECIONES


William Izarra es considerado el ideólogo de la revolución. Coordina el Centro de Estudios e Investigación de la Plataforma Unitaria. Miembro del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) escribió la serie Folletos del proceso, donde se abordan los variados conceptos que se necesitan para definir la estrategia política del presidente Hugo Chávez.
En un artículo de Question, de enero de este año, indicó que el proceso se encuentra en una tercera etapa. "Durante su desarrollo se han cumplido dos fases y estamos en la antesala de la tercera. A partir de hoy entraremos en ella aunque sigamos en la etapa de transición. Las fases anteriores las hemos denominado: (i) cambio de poder, 1999-2004, y (ii) desarrollo endógeno, 2004-2006. La fase que se inicia el 4 de diciembre la llamaremos definición revolucionaria".

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José Gregorio Meza

Izarra especifica que éste es un momento de transición que se concentra en siete estrategias de Gobierno: generación de la nueva ética socialista; creación y fortalecimiento de la economía socialista; sustitución plena de la democracia representativa por la democracia revolucionaria; desarrollo de manera sustentable de los programas sociales que eleven la condición humana y proporcionen la mayor suma de felicidad posible al pueblo; establecimiento de la nueva geopolítica nacional; estimular la pluripolaridad mundial y convertir a Venezuela en una potencia mundial.

En palabras de Izarra "las siete líneas estratégicas pasan a ser entonces la máquina centrifugadora de metas a alcanzar para finalizar la etapa de transición". Todo esto concretará el socialismo del siglo XXI. De allí que sea de suma importancia la difusión ideológica y el estudio que "permite elevar la conciencia revolucionaria, la cual conduce a la organización colectiva". La meta es consolidar la revolución.

La transformación de los partidos políticos

Uno de los folletos se titula Hacia el socialismo del siglo XXI. En él se definen algunos términos de uso común en el hablar de los líderes revolucionarios. William Izarra especifica que "revolución es la acción consciente del pueblo organizado para dirigir la República, con base en una concepción socialista del mundo y la vida, a fin de generar cambios de estructura de la sociedad a nivel de las relaciones de producción, sociales y de poder". Los cambios generarán una nueva cultura que privilegiará la solidaridad y el amor en las relaciones. Todo eso se explica por la llamada "energía morfo-genética", que -a decir de Izarra- "es la que activa en el ser la disposición y voluntad para acceder a nuevos estadios de la civilización humana".

Esas fuerzas interrelacionando dan como resultado el socialismo del siglo XXI, que es "un sistema político, económico y social de fundamentación humanista", basado en el bien común, la producción social y la participación directa. Izarra plantea que la expresión más acabada del ejercicio de la democracia directa son los consejos comunales.

¿Y qué papel juegan los partidos políticos? "Tienen que transformarse, acoplarse a la dinámica que impone la evolución del proceso". No ejercen la intermediación. Esa es una etapa superada. "La mayoría de los partidos y movimientos políticos vigentes, en la escena política actual, son clientelares. Su práctica no es revolucionaria". En este caso se maneja el clientelismo como "sinónimo de puntofijismo, demagogia, democracia representativa, pragmatismo; es decir, la postura política de la conveniencia y manipulación que se le hace al colectivo para alcanzar fines particulares o grupales".

Izarra da algunas de las características: sigue la cúpula decidiendo todo; se apropia de las instancias populares y se las arrebata a la comunidad; se organiza a la militancia para asumir el poder desde la concepción burocrática; ausencia de humildad en las interrelaciones, auspiciando la rivalidad; y actitud sectaria en lo referente a la creación de una plataforma que unifique todos los factores. Y puntualiza: "la intermediación no puede ser el fin del partido. Mucho menos ahora cuando esa gestión la van a cumplir los consejos comunales".

Todo ello define el rol que los partidos políticos deben cumplir. Su papel es ser un instrumento electoral: "ir a las elecciones para tomar el poder y transferirlo a la comunidad popular organizada". Y como el pueblo ejerce la democracia de forma directa, "o el partido se acopla a su nuevo rol o el pueblo organizado le pasará por encima".

Quedan atrás las cúpulas partidistas

Es el momento de los consejos comunales. Son la expresión primaria del socialismo del siglo XXI. "Son la parte más simple y pequeña de la estructura de la sociedad socialista para el ejercicio de la autogestión". Quien participa en ellos va contra el imperialismo, fundamenta su actuación en las decisiones de las bases y busca el bien común. Son además instrumentos de las asambleas de ciudadanos. Y tienen su vocero. "El vocero no toma decisiones. La decisión o el mando sobre asuntos que le competen a la comunidad no es del vocero. Eso es exclusiva responsabilidad de la asamblea de ciudadanos, que es la primera instancia de poder y el instrumento popular que determina la existencia de los consejos comunales".

William Izarra da al vocero características ideales. "Demolerá la rivalidad e impondrá la humildad a los servidores del pueblo". La vocería se aclarará con el pasar del tiempo y "va a incidir también en la estructura orgánica de los partidos y movimientos políticos". Por eso sentencia con esta frase lapidaria: "una comunidad plena de conciencia bajo la lección del presidente Hugo Chávez, que asume la participación directa por la vía de los consejos comunales, no puede jamás tolerar que ahora venga cualquier partido cupular y reformista a imponerle criterios obsoletos". Y muestra de ese salto adelante son los voceros. "Enhorabuena a la llegada de los voceros".

El amor por encima de todas las cosas

William Izarra, en Hacia el socialismo del siglo XXI, explica que la "revolución" es un "acto humano de profunda inspiración espiritual". Indica que está llena de buenas intenciones y que se aleja del clientelismo. "La democracia representativa, por ejemplo, no entiende la vida y al mundo desde una visión de amor hacia el prójimo. Lo hace sobre el marco capitalista cuya esencia lo define el beneficio y la acumulación hasta el valor infinito que produce el mercado". Para Izarra "quien no sienta amor por el prójimo" no puede ser "revolucionario".

Un alemán puso la primera piedra

Heinz Dieterich Steffan es un analista alemán que vive en México. Es autor del libro El socialismo del siglo XXI, publicado en 2000. En diciembre de 2001 entrevistó al presidente Hugo Chávez. Cree que es erróneo el decir que no se sabe cómo construir el socialismo de esta época. Piensa que hay que reemplazar la economía de mercado y que los ciudadanos deben avanzar en la participación.

"El primer ciclo de vida de la sociedad moderna está llegando a su fin. Por más de 200 años, desde la Revolución Francesa (1789) hasta la actualidad, el género humano ha transitado por las dos grandes vías de evolución que tenía a su disposición: el capitalismo y el socialismo histórico (realmente existente). Ninguno de los dos ha logrado resolver los apremiantes problemas de la humanidad, entre ellos: la pobreza, el hambre, la explotación y la opresión de tipo económico, sexista y racista; la destrucción de la naturaleza y la ausencia de la democracia real participativa. Lo que caracteriza nuestra época es, por lo tanto, el agotamiento de los proyectos sociales de la burguesía y del proletariado histórico, y la apertura de la sociedad global hacia una nueva civilización: la democracia participativa", señala Dieterich en la introducción del texto.

Especifica que no hay nostalgia ni deseos trasnochados en su aspiración. "Abrumado por la angustia existencial y cotidiana de su reproducción precaria, sin trascendencia espiritual más allá del consumismo trivializador, el enajenado sujeto no puede remediar su situación dentro de la sociedad burguesa, sino sólo en un tipo de convivencia cualitativamente diferente, como es la democracia participativa".

Una ensalada de grupos y personas

En Hacia el socialismo del siglo XXI, William Izarra indica que existe una derecha en el proceso "revolucionario", debido a la composición del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), grupo que se organizó clandestinamente en 1982 y que irrumpió en 1992 con el golpe de Estado del 4 de febrero.

Izarra señala en el texto que en 1996 existía una corriente con una visión revolucionaria marxista que convivía con quienes se inclinaban al militarismo y otros que procedían de la derecha. Es ese el momento en que nace el Movimiento Quinta República (MVR). "Tanto el MBR-200 como el MVR no fueron ni son organizaciones políticas con una base ideológica homogénea. El espectro de las tendencias, así como el abanico de múltiples opciones de los grupos que los constituyeron, se lanzaron a la conquista del poder en las elecciones de 1998".

Socialismo sí, pero no el soviético

"Muy cándida sería la creencia de un socialismo del siglo XXI liderado por algún Comité Central de estos partidos hurásicos que sobreviven todavía, basado en la ideología de algún manual desempolvado y bajo el paraguas geopolítico de estos adefesios internacionales que deberían servir más bien como vitrinas de lo que nunca debió ocurrir", dice el sociólogo Rigoberto Lanz en el artículo El socialismo que viene, publicado el 7 de octubre de 2005 en Question.

Lanz dice que no se parte de cero y que hay que rechazar de entrada la barbarie stalinista. "Bienvenida la recuperación teórica e histórica de las mejores prácticas de las luchas revolucionarias en todo el mundo. Pero ninguna concesión a esta enfermedad del espíritu que ha sido el 'marxismo soviético' (y todas sus variantes en América Latina y en Venezuela".

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