27/4/07

México: Es la derecha quien polariza

Opinión
Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info)

Del debate, que más bien podría denominarse combate, que suscitó el asunto de la despenalización del aborto en el Distrito Federal, dentro de los tres meses del embarazo de la mujer, se puede y debe anotar un hecho relevante: los enemigos de la despenalización llevaron el asunto a límites de provocación social extrema, interviniendo de todo punto inapropiadamente la jerarquía eclesiástica católica de México -principalmente- y hasta el mismo Papa Benedicto XVI, José Ratzinger, quien siendo jefe de un estado, el Vaticano, no debió permitirse la licencia de ingerirse en asuntos de México.

Como se hizo público desde la tarde de este martes 24, día de la decisión parlamentaria, en la sesión de ayer de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, triunfó en lo general la propuesta de despenalizar el aborto en la Ciudad de México, con reformas al artículo 144 del Código Penal, por lo cual no será castigado que se interrumpa el embarazo durante las primeras 12 semanas de gestación, lo que significa que a partir de la semana 13 ya será considerado un ilícito.

La votación fue clara: 46 de PRD, PRI, Nueva Alianza, Alternativa, PT y Convergencia, contra 19 de PAN (17) y PVEM (2). Hubo una abstención del priísta Martín Olavarrieta. Seguirá el debate parlamentario en lo particular y en lo tocante a reformas a la Ley de Salud. Como fue evidente, también, que los grupos que pujaban por la despenalización (nunca por el aborto indiscriminado) y los que estaban en contra, escenificaron en las afueras del recinto de la ALDF una guerra de pancartas y porras.

Pero hay que registrar que intervinieron aún más inapropiadamente algunos personajes que ocuparon posiciones relevantes en el foxismo, como el ex secretario de Gobernación, Carlos María Abascal Carranza, cuando dijo que “un pobre es un aborto de la vida”, con lo que un grupo de intelectuales desarrolló silogísticamente en comentario posterior la siguiente interpretación del dicho abascaliano: “a) un pobre es un aborto de la vida; b) la vida del pobre es indigna; c) el país está colmado de abortos”. Si esa es la visión de Abascal, ella explica la sarta de desafueros que tuvo desde que fue secretario del Trabajo o Gobernación, primero con la novela “Aura” de Carlos Fuentes, y después contra los mineros de Napoleón Gómez Urrutia, que también son pobres.

Pero lo muy grave residió en que las autoridades eclesiales evidentemente practicaron la siembra del odio. La derecha fue quien polarizó y llevó a niveles de fango el debate. Según clérigos católicos, serían excomulgados los legisladores que avalasen la reforma que despenaliza el aborto hasta dentro de los tres meses de iniciado el embarazo. No se vio que estos clérigos, a la cabeza de los cuales se puso nada menos que el primado de la iglesia mexicana, cardenal Norberto Rivera Carrera, practicasen mucho amor al prójimo con este gesto, por lo demás inútil y desesperado, fruto de glorias pasadas que ya no regresarán nunca jamás, cuando en México (Nueva España) había una teocracia factual que ponía en movimiento el instrumento de terror de la excomunión y la Inquisición cuando algo se les oponía.

Las mujeres de México, DF, que en mayoría -según encuestas previas- habían estado a favor de esta despenalización, pueden contar con que este nuevo instrumento legal favorecerá, por una parte, su libertad de elegir el uso de su cuerpo, y por la otra, que el aborto deje de ser el terrible problema de salud pública por el cual fallecen en México cientos de miles de mujeres al año, por el hecho de que el aborto estaba penalizado en su totalidad. Se pasó de un castigo absolutista y dogmático del aborto, a una sanción más humana que preserva la vida de las mujeres situadas en los niveles inferiores de la escala social, o sea, en la pobreza y en la indefensión. Esto es lo que se ganó.

ARGENPRESS.info/26/04/2007

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