10/8/07

Contar hasta dos

Columnistas
Fernando Balseca
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Dice Amos Oz –novelista jerosolimitano que ha hecho serios esfuerzos para la paz en Oriente Próximo– que, “muy a menudo, el fanático solo puede contar hasta uno, ya que dos es un número demasiado grande para él o ella”. En unas conferencias pronunciadas en la famosa Universidad de Tubinga, traducidas al español como ‘Contra el fanatismo’, Oz –que es crítico de la autoridad palestina y a la vez crítico de la autoridad israelí– intenta colocarse en un punto de equilibrio. Estar en el medio no es rehuir un conflicto o una batalla: muchas veces esa posición sirve para dirigirse a varios lados de una contienda. Oz hace un pedido extraordinario: que cada uno se imagine en el lugar del otro para descubrir que el contrincante también tiene algo de razón.Oz está convencido de que en política el fanatismo dificulta sobremanera la capacidad de diálogo. Y define la típica actitud fanática así: “si pienso que algo es malo, lo aniquilo junto a todo lo que lo rodea”. En todos nosotros –gente de gobierno, gente de prensa, gente de empresa– existe una pequeña semilla de fanatismo que hace que aquello que no provenga de nuestro propio entorno no valga para nada. El fanatismo es aquella actitud que rebaja la palabra del otro, que desconoce los argumentos del otro, que no ha comprendido que para construir se requieren contendores que contesten lo que uno hace. Aniquilar al rival no consigue más que borrar el dos para entronizar el uno: una sola lógica, un solo programa, un solo camino, una sola verdad.¿En qué contexto Amos Oz toma esta posición contra el fanatismo? Nada menos que en una zona de guerra tan problemática como la de Israel y Palestina, donde por siglos chocan dos esquemas estatales que se han concebido como radicalmente contradictorios. No es ese nuestro caso en el Ecuador de hoy. Hay mucho en las aristas del conflicto actual que todavía nos une como ciudadanos de un solo país: sobre todo, la demanda por el cambio, que hemos definido como urgente y necesario, que apuntale un proyecto de vida moderna y una racionalidad que ayuden a derrotar la injusticia, la pobreza, la ignorancia, el fanatismo.Oz nos ilumina al advertirnos acerca de cualquier actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo. No es fácil ponerse de acuerdo, pero la responsabilidad sobre lo público demanda que nuestros gobernantes nacionales y locales imaginen al otro y traten de llegar a un arreglo, que no supone el triunfo de una ideología sino sentar el fundamento de una vida decorosa para las mayorías. Para Oz es preciso “tratar de encontrarse con el otro en algún punto a mitad de camino”, en el entendimiento de que no hay pactos felices, de que siempre algo se pierde para ganar otra cosa. Por eso nuestros gobernantes tienen que hallar ese sitio intermedio si se interesan genuinamente por el bienestar del país.Ojalá toda la gente del poder se ponga a contar hasta dos. Contar hasta dos es contar con el otro. Mientras no se consideren los argumentos, la perspectiva y la razón del otro, no habrá posibilidad de crear una comunidad nacional que supere las formas premodernas que hacen invivible la cotidianidad de hoy. Ya no desperdiciemos la posibilidad de un futuro digno para nuestros hijos, a quienes habrá que enseñar a contar, al menos, hasta dos.
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