19/8/07

Israel, superpotencia militar II

Comentario Internacional Enrique Vázquez
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Los EEUU acaban de confirmar clamorosamente a Israel como la superpotencia militar en Oriente Medio y el Golfo, la asocian abiertamente al escenario teórico de un eventual ataque contra Irán y, verosímilmente, van a pedirle algo a cambio. No es difícil saber qué: la creación de una eventual alianza de hecho, ya que no podrá ser "de jure", contra Irán a cargo de la extravagante unión de los árabes sunníes, Arabia Saudí y Egipto en cabeza, con Israel que, previamente, deberá alcanzar un acuerdo duradero con los palestinos. Tal arreglo deberá estar basado en la llamada "iniciativa árabe", de hecho una iniciativa saudí: devolución de los territorios ocupados en 1967 y "solución justa" a la cuestión de los refugiados contra reconocimiento diplomático.
Todo esto no es oficial y el animoso subsecretario de Estado Nicholas Burns, un "halcón" que dejó un imborrable recuerdo en Bruselas de cuando era embajador en la OTAN, dijo ayer que no hay condicionamiento para la impresionante operación de ayuda militar americana a Israel: 30.000 millones de dólares (sí, el lector ha leído bien, treinta mil millones) a entregar en diez anualidades, con un aumento de 600 millones al año sobre la cantidad actual.
Arabia Saudí también recibirá equipo militar made in USA pero, eso sí, lo pagará en riguroso contado y deberá firmar limitaciones a su uso y a las bases donde será almacenado o desplegado: se trata de asustar a Irán, no de dar un susto a los israelíes en un escenario políticamente fuera de control. Contados los dos casos y sumada la ayuda a Egipto se trata del más formidable contrato de venta de armas nunca visto en el área.
Washington prepara para otoño una reunión internacional (no se le llama "conferencia" a petición israelí) para poner sobre los raíles la paz israelo-palestina y necesita llegar allí con un cierto aval árabe que solo los saudíes pueden dar. Bush ha encontrado un punto de encuentro con los regímenes sunníes frente al Irán chií: el común recelo ante el dinamismo iraní y su capacidad como agente financiero del Hezbolá, Siria y, se supone, Hamas (rigurosamente sunní, por cierto). Por dinero no quedará pero servirá de poco: la cuestión es política y cultural, no militar. Ni el moderadísimo presidente Abbas transigirá sobre el derecho de los refugiados ni, desde luego, sobre la soberanía en la Jerusalén árabe.
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El Día-España/19/08/2007

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