19/8/07

Revalidar la política en tiempo de crisis

Las críticas a los políticos y a la clase política en general son una constante de nuestra vida pública. En la Argentina, pero no sólo en ella, la imagen del político se asocia a un conjunto de disvalores que ponen en tela de juicio la calidad institucional del sistema cuya clave política es la democracia representativa.
Cuestionar a los políticos -con buenos o malos argumentos- implica, de alguna manera, un cuestionamiento del concepto de representación. Si para el sentido común más primario los políticos son personajes que carecen de virtudes públicas, lo que hay que preguntarse es qué se está haciendo mal para que esa sea la imagen de quienes deberían representar en el Estado los intereses de la sociedad o de determinadas franjas de la sociedad.>
Hay un debate abierto en las ciencias sociales respecto de la naturaleza de la crisis del paradigma democrático y acerca de cuáles podrían ser las alternativas que hagan factible la recuperación de la credibilidad pública. Los ensayos propuestos no han logrado hasta la fecha dar una respuesta satisfactoria, pero en principio, lo que se advierte, es que se está ante un problema muy complejo y que lo peor que se puede hacer en estos casos es ceder a la tentación de las soluciones simplistas.>
Cada vez que crece la crítica al sistema político se instala la ilusión de que si los políticos fracasan lo que se debe hacer es promover al poder a personas ajenas al quehacer político. Se supone que un comerciante, un profesional, un empresario está en mejores condiciones de asumir las responsabilidades de la gestión pública.>
Habría que decir al respecto que las experiencias que se han ensayado en esta dirección han fracasado o no han cumplido con las expectativas puestas en ella. Los particulares devenidos políticos han cometido similares faltas que los políticos profesionales y en algunos casos las han acentuado. Como dijo en su momento Ralf Dharendorf "el apoliticismo no debería ser un título de virtud pública".>
Un ejemplo de lo que afirmo lo constituye el caso de la señora Picolotti, militante ecologista y defensora del medio ambiente que llega a la función pública desde la supuesta independencia política. Tal como lo han demostrado las numerosas denuncias, desde que se hizo cargo de su función se dedicó a designar parientes y amigos en los diferentes puestos, mientras que en lo personal contrataba aviones privados para trasladarse por todo el país.>
Personajes de la farándula, líderes deportivos dedicados a la política han fracasado. Ocurre que así como los problemas de la democracia en una sociedad se resuelven con más democracia, los problemas de la mala política se resuelven con buena política y no con las ilusiones del apoliticismo.>
Sin duda que el sistema político de la Argentina está en crisis, pero el desafío, entonces, consiste en superar críticamente los vicios y no apelar a la coartada de los apolíticos. Constituir una clase dirigente no es tarea sencilla, pero si se cree en la república democrática no sólo hay que intentarlo, sino hacerlo realidad mediante la superación de vicios y la afirmación de virtudes.>

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El Litoral - Argentina/19/08/2007

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