27/8/07

Salaam Fayad, héroe de Israel

El primer ministro de Fatah Salaam Fayad había pagado los sueldos anuales de los miembros del ejército de Hamas en Gaza.
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por Caroline B. Glick
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A veces el terror no debe pagar. Las informaciones la semana pasada de que el primer ministro de Fatah Salaam Fayad había pagado los sueldos anuales de los miembros del ejército de Hamas en Gaza hicieron que el congresista norteamericano Eric Cantor enviase una lívida carta a Fayad.
Cantor, tercer Republicano en orden de importancia en la Cámara de Representantes, acababa de volver de encabezar una delegación Republicana del Congreso a Israel y la Autoridad Palestina, donde se reunió con Fayad en Ramala. Escribió: "Sin más explicaciones de usted, me siento obligado... a prevenir a mis colegas del Congreso de que cualquier visita a su gobierno ofrece muy poco valor de cara a llevar paz y seguridad a palestinos e israelíes. Además, ayudaré a encabezar la oposición en el Congreso a cualquier petición que se proponga para enviar dólares adicionales del contribuyente a la Autoridad Palestina".
Cantor tiene buenos motivos como americano para estar furioso con Fayad. Las fuerzas de Hamas en Gaza, entrenadas y manejadas por la Guardia Revolucionaria iraní, constituyen un miembro clave del eje de la Jihad global contra el que Estados Unidos está combatiendo en Irak, Afganistán y en todo el mundo. Al reforzar a Hamas, Fayad no solamente está perjudicando a Israel. Está actuando de una manera que refuerza el eje en conjunto. Y por tanto está perjudicando los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos.
En defensa de su maniobra, Fayad afirmaba inicialmente que el pago era un lamentable error provocado por una interferencia infórmatica. En su versión actualizada, Fayad afirma que un agente de Hamas en su Ministerio de Finanzas es responsable de la transferencia.
Las excusas de Fayad plantean naturalmente la pregunta: si Fatah se opone a Hamas, ¿por qué están todos los nombres y cuentas bancarias de los efectivos de Hamas convenientemente guardados en los archivos informáticos del Ministerio de Economía de Fatah? Aparte de eso, es difícil creer que Fayad pusiera objeciones a pagar a las fuerzas de la Jihad. Desde que Hamas asumiera el control de Gaza en junio, Fayad ha pagado regularmente los sueldos de los legisladores de Hamas, los funcionarios en el gobierno de Hamas, y los terroristas de Hamas encarcelados en prisiones israelíes.
Por otra parte, las aserciones de Fayad de que Fatah se opone a Hamas apenas son verosímiles, teniendo en cuenta que Fatah está inmerso en negociaciones intensivas con Hamas de cara a la reunificación de sus fuerzas. El miércoles, el rais de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbás indicaba abiertamente que pretende reconciliarse con Hamas. En su conferencia de prensa conjunta con el Ministro de Exteriores japonés Taro Aso, Abbás quería "el retorno a la unidad nacional". Decía, "La división [entre Judea y Samaria y Gaza, que tuvo lugar] como resultado del golpe de estado de Hamas es temporal y será solventada".
El hecho de que Fatah es en sí mismo un grupo terrorista jihadista también ayuda a explicar el motivo de que no tenga problema en abonar los salarios del ejército terrorista de Hamas. La verdad inconveniente del compromiso de Fatah con el terror era evidenciada esta semana con el procesamiento del legislador y mando en funciones de la milicia de Inteligencia de Fatah, Jamal Tirawi. Tirawi está acusado de enviar al terrorista suicida que voló por los aires la cafetería de Tel Aviv de marzo de 2002. También está acusado de entrenar y dar órdenes a otros terroristas que perpetraron ataques suicida y tiroteos contra israelíes.
La acusación de Tirawi es evidencia adicional de que Fatah mina los intereses norteamericanos. Como informaba Aaron Klein el miércoles en World News Daily, en calidad de mando en funciones de la milicia de Inteligencia de Fatah, Tirawi celebró contactos extensos con el coordinador de la seguridad norteamericana, el general Keith Dayton, y recibió armamento norteamericano.
Pero por supuesto América no es la principal víctima de Fatah.
Las fuerzas del ejército, que hacían frente al ejército de Hamas en el sur de Gaza esta semana, informaban de que Hamas es hoy un enemigo mucho más formidable de lo que lo ha sido nunca antes; combate en gran medida como Hezbolá, dispone de armamento y equipamiento avanzados, y está organizado en unidades disciplinadas.
Puesto que Fayad pagó a estas fuerzas con fondos que Israel transfirió, sería de esperar que el gobierno Olmert se uniera a Cantor en su condena. Pero, en otra señal más de la demencia estratégica del gobierno, el primer ministro Olmert y la ministro de exteriores Tzipi Livni salían en defensa de Fayad.
Hablando ante una delegación de congresistas Demócratas de visita, Olmert y Livni insistían en que Fayad estaba diciendo la verdad cuando decía que sus pagos al ejército de Hamas eran el resultado de una interferencia informática. Como decía el Representante Steny Hoyer al Jerusalem Post, Olmert, Livni y el cónsul general en Jerusalén, Jacob Walles, todos decían "estar seguros de que esto era un error burocrático administrativo, no un esfuerzo consciente por ayudar a Hamas".
"A la luz del hecho de que la ministra de exteriores de Israel, el primer ministro de Israel, y nuestro cónsul general, todos están de acuerdo en ese hecho, los planteamientos de Fayad tienen más credibilidad con nosotros cuando se los planteamos", concluía Hoyer.
AL NIVEL MÁS BÁSICO es profundamente preocupante que Olmert y Livni estén actuando como equipo de relaciones públicas de Fatah. Pero más allá de eso, su insistencia en apoyar a Fatah manifiesta que no comprenden, ni se reconcilian con, tres hechos básicos.
Primero, Livni y Olmert manifiestan ser incapaces de aceptar que Fatah es enemigo de Israel. Su compromiso con apaciguar a Fatah y establecer un estado palestino es tan fuerte que se aferran a ello incluso cuando la hostilidad inherente de Fatah les está abofeteando la cara.
Segundo, no comprenden el impacto potencial de la carta de Cantor sobre la política norteamericana hacia los palestinos. Al defender a Fayad frente a la reprimenda de Cantor, Livni y Olmert dejaban claro que para ellos, no debe de haber, y en la práctica no puede existir, una política norteamericana hacia los palestinos que no sea la política de presionar a Israel de la Secretario de Estado Condolizza Rice para entregar más territorio, dinero, reconocimiento y armas a la organización terrorista Fatah.
Finalmente, al apoyar la política de Rice de apaciguar a terroristas palestinos, Olmert y Livni ignoran el hecho de que tanto Israel como Estados Unidos tratan la jihad los palestinos de una manera que contradice por completo la estrategia norteamericana de plantar cara a las fuerzas de la Jihad en cualquier parte del resto del mundo. En marcado contraste con el apoyo de la administración a Fatah y el estado palestino, en cualquier parte del resto del mundo, Estados Unidos trabaja para derrotar a los terroristas y negarles el control de cualquier territorio. El hecho de que la presente política norteamericano-israelí hacia los terroristas palestinos sea antitética con la estrategia general de la administración Bush para combatir el terror es motivo suficiente para esperar que muchos americanos dejen de creer que el apoyo de Rice a Fatah y el estado palestino impulsa los intereses norteamericanos.
AUNQUE OLMERT y Livni se niegan a ver todo esto, Rice en persona reconoce abiertamente que la suya no es la única visión posible de la Jihad de los palestinos contra Israel. En una conversación con miembros del Congreso el mes pasado, Rice explicaba que se siente obligada a dedicar sus energías a crear rápidamente un estado palestino, porque no puede confiar en que la próxima administración vea la situación igual que ella.
Las voces más fuertes que piden que Estados Unidos aplique las mismas políticas hacia los palestinos que las que aplica a las fuerzas del terror en todo el mundo se escuchan dentro del propio Partido Republicano del Presidente George W. Bush. El ex alcalde de Nueva York y candidato presidencial Republicano Rudolph Giuliani ha sido una de las voces Republicanas más firmes en pedir este cambio.
En un artículo publicado esta semana en Foreign Affairs, Giuliani apoyaba la opinión del Bush de que el objetivo de la guerra norteamericana es destruir tanto al movimiento terrorista global como a su ideología radical islámico-fascista. Pero Giuliani expresaba profundas dudas con respecto a las políticas presentes de Bush, que piensa han sido inconsistentes e insuficientemente firmes.
Giuliani hace su llamamiento a la consistencia más claramente en su discusión de los palestinos e Israel. En sus propias palabras: "Se está poniendo demasiado énfasis en arbitrar negociaciones entre los israelíes y los palestinos --negociaciones que plantean los mismos temas una y otra vez. No revierte en interés de Estados Unidos, en un momento en el que está siendo amenazado por terroristas islamistas, asistir a la creación de otro estado más que apoya el terrorismo”.
Agregaba, "El compromiso de América con la seguridad de Israel es un rasgo permanente de nuestra política exterior".
Al expresar tan claramente su argumento, Giuliani deja claro que, desde su perspectiva, no existe diferencia entre la Jihad contra Israel y la Jihad por todo el mundo. Como resultado, en su opinión, Estados Unidos debería alinear su política hacia los palestinos con su política contra la Jihad en cualquier parte del mundo.
Mientras que Giuliani ha sido el más sincero en su crítica a la política de Bush con los palestinos, sus opiniones no están fuera de sintonía con la música general procedente del debate presidencial Republicano. El ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney y el ex Senador Fred Thompson han dejado claro de igual manera que ellos están seguros de que Estados Unidos tiene que ser más directo y consistente a la hora de librar la guerra.
EL DEBATE REPUBLICANO debería estar indicando a Israel dos cosas. En primer lugar, demuestra que existen probabilidades razonables de que en enero de 2009, Israel sea saludado por una administración norteamericana que no comparte el entusiasmo del gobierno Olmert por apaciguar a los terroristas. En segundo lugar indica que al aproximarse las elecciones del 2008, los candidatos Republicanos bien pueden forzar a Bush a abandonar su apoyo a Fatah. Rice podría no ser capaz de llegar a la meta.
Aquí en Israel, tras la arrolladora victoria del líder del Likud Binyamin Netanyahu en las primarias a la dirección del partido el martes, también estamos pasando a modo electoral. Los votantes israelíes esperan que el Ministro de Defensa Ehud Barak, el líder del Partido Laborista, y Netanyahu presenten sus visiones de adónde debe ir Israel
Puesto que Barak debe su victoria anticipada a los votantes árabes de los Laboristas, nadie espera que abandone su compromiso con el estado palestino. Pero Netanyahu es harina de otro costal. Tendría perfecto sentido que el Likud basase su plataforma electoral en reconocer que Fatah es el enemigo de Israel, y rechazar el establecimiento de un estado palestino. Y Netanyahu está mejor calificado de cualquier otro político para convencer al votante israelí de apoyar una plataforma basada en la realidad.
Al tratar el programa de armamento nuclear de Irán, Netanyahu reconocía que existe una coalición en los Estados Unidos más fuerte que el gobierno Olmert o la administración Bush ansiosa por actuar con mayor contundencia para evitar que Irán adquiera armas nucleares. Netanyahu apoyaba inteligentemente estas fuerzas y les ayudaba a presionar a la administración para intensificar sus esfuerzos de detener a los iraníes. Una consecuencia de esa presión era la decisión de la administración esta semana de etiquetar como organización terrorista a la Guardias Revolucionaria iraní.
Como dejan claro la carta de Cantor y el artículo de Giuliani, también existe una coalición cerrada en los Estados Unidos dispuesta a reconocer que Fatah es miembro del bando enemigo y aceptar que un estado palestino que apoya el terror perjudica a los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos. Pero, como Steny Hoyer deja claro, solamente los israelíes pueden ponerse al timón de tal coalición. Israelíes y americanos por igual deben esperar que Netanyahu asuma su deber de encabezar esa coalición.
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El Reloj - Israel/27/08/2007

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