14/8/07

Vidas disímiles. Acevedo, Portela y Pérez Solís, tres fundadores del PCE

Si bien Octubre y el “bolcheviquismo” deslumbraron al movimiento obrero español que acababa de protagonizar una huelga general (agosto 17), la fundación del PCE estuvo llena de problemas desde el principio. Entre sus fundadores coincidieron personajes muy diversos, y tan diferentes como los que hemos querido reunir en este trabajo...
Pepe Gutiérrez-Álvarez
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Isidoro Acevedo (Luango, Oviedo, 1967-Moscú, 1952), fue una de las figuras más relevantes de la vieja guardia socialista, y como tal, ya con patriarcal barba blanca, sería su barba uno de los “blasones” del PCE desde su fundación hasta la muerte en el exilio moscovita.
Estudió en un colegio de los Padres Esculapios de Madrid. Tenía 13 años cuando inició su aprendizaje tipográfico. En 1882 tomó en la primera gran huelga de la historia del movimiento obrero español y entró en contacto con los internacionalistas Desde entonces, "se convirtió, primero en discípulo leal de Pablo Iglesias y después en amigo entrañable" (Isidro R. Mendieta).

De 1886 a 1905 militó en Madrid con el núcleo histórico del PSOE, en esta fecha se trasladó a Santander a reforzar el débil grupo socialista de la zona. Creó un órgano de prensa y contribuyó poderosamente en la formación de la Federación de Sociedades Obreras.

Muy sonada fue su controversia pública con el ácrata local Emilio Carral. En 1905 marchó a Bilbao para dirigir La Lucha de Clases. "Concejal y teniente de alcalde durante nuevo años (...) sembró a volea la semilla del marxismo predicando con el ejemplo, sacrificándose como el primero, (...). sufrió persecuciones, cargó sobre sus espaldas responsabilidades que a él no le incumbían. y se le condenó, por injurias al rey felón, a ocho años de prisión, que estuvo a punto de cumplir íntegramente en un penal" (idem).

En agosto de 1914, Acevedo volvió a su tierra natal, Asturias, para encargarse de la dirección de Aurora Social, órgano de la Federación Socialista asturiana de la cual fue presidente mucho tiempo. Frente a la Iª Guerra Mundial, Acevedo tomó partido por la tendencia que condenó la conducta de los socialistas europeos que votaron a favor de los créditos de guerra. Fue uno de los iniciadores de la huelga general de 1917, actuando como portavoz de los obreros asturianos en las reuniones preparatorias donde defendió que había que desencadenar una intensa campaña en todo el país. Igualmente sería uno de los oradores del mitin "monstruo" de la Casa del Pueblo de Madrid que sirvió para dar a conocer el manifiesto unitario de socialistas y anarcosindicalistas.

Fue denunciado al fiscal del Reino y encarcelado. "La vida privada de Acevedo es la vida del Partido Socialista hasta 1921. Isidoro Acevedo está tan íntimamente ligado a la organización que es difícil, diríamos mejor imposible. señalar concretamente dónde empieza la vida particular y dónde termina la del militante activo y responsable del Partido". Sin embargo. la revolución rusa profundizó la grieta que se había abierto durante la Gran Guerra y optó por los "terceristas" siempre desde unas posiciones conciliadoras. Cuando alguien le recordó que en el PSOE había mucho suyo, respondió: "Si hoy nos separamos, algún día volveremos a unirnos". Como delegado español, Isidoro asistió al IVº y Vº Congreso del Komintern, mostrándose en ambos casos como un ferviente partidario de la política de frente único desarrollada por Lenin y Trotsky, y que sería una de las propuestas teóricas más elaboradas de cara a romper con la fase izquierdista anterior en la que Acevedo también participó.

Al volver dedicó un tiempo para escribir sus Impresiones de un viaje a Rusia que contribuyó a acrecentar el prestigio de la URSS entre los obreros españoles. Posteriormente, con su enorme aspecto de patriarca de barba blanca, jugó un papel primordialmente decorativo en al PCE. Participó en celo extremista de "tercer periodo" tal como se vislumbra en Ciencia y corazón, en la que se hace eco de su polémica sostenida con el Padre Gafo, un dominico que acabará convirtiendo al catolicismo a un desconcertado Oscar Pérez Solís, el mismo que había llegado a ser el primer secretario general del PCE.

En octubre de 1935, en pleno Bienio Negro, Acevedo fue procesado y encarcelado como primer firmante de un escrito dirigido al embajador de Alemania exigiendo la libertad de Thaelman. no obstante, se separó durante un período del PCE y militó en la Agrupación Comunista madrileña, próxima a las posiciones bujarinistas y animada por otros dos fundadores del PCE, Juan Portela y Julián Gorkin, y que acabó siendo uno de los componentes, primero del Bloque con Maurín, y más tarde, del POUM.

Isidoro Acevedo se reintegró en la línea oficial en apoyo a la política del Frente Popular en la que creyó ver una reedición del esquema del frente único. Entregado a la causa de la solidaridad antifascista en España, siguió asistiendo a toda clase de reuniones con su figura venerable y su bastón. Durante la guerra civil sería enviado a la URSS donde permaneció hasta su fallecimiento. Como novelista --La novela de la fidelidad conyugal, La novela de la mina, etc-- participó en un "realismo socialista" por cierto bastante naif, en un estilo “proletario ejemplar” muy próximo a la "Novela Ideal" de Teresa Mañé y Federico Urales. En 1976, Isidoro R. Mendieta editaría y prologaría Cien cartas inéditas a Pablo Iglesias (Hispamerca, Madrid).

2. Luis Portela Fernández (Madrid, 1901-Barcelona, 1983) fue uno de los jóvenes socialistas que más activamente tomó parte en el colectivo fundador del primer PCE. Su vida es la de un militante honesto y abnegado que mantuvo sus criterios primordiales a lo largo de los años. De profesión tipógrafo, ingresó en las Juventudes Socialistas madrileñas a los 16 años, cuando era aprendiz en una imprenta en la que los mayores eran militantes socialistas. A finales de 1919 fue escogido secretario adjunto del su Comité Nacional, y en abril de 1920 era uno de Ios protagonistas de Ia escisión que culminó en la constitución PCE, deslumbrado por la llama de Octubre y dispuesto a hacer la revolución en lo inmediato.

Esta es una época especialmente militante para Portela, de manera que al instaurarse la Dictadura de Primo de Rivera, se ve obligado a exiliarse a París, donde en 1925 trabaja junto con Trilla y Gorkin en el grupo comunista parisino que constituye la dirección provisional del partido. Expulsado de Francia, Portela residió durante un tiempo en Bélgica para regresar clandestinamente a París hasta que resultó detenido en 1930. Con la República se instala nuevamente en la capital de España. Contrario a la política ultrasectaria del trío Bullejos-Trilla-Adame que traducían al castellano la línea general del 2tercer período” del Komintern, Portela sería en 1931 el animador y secretario de la Agrupación Comunista Madrileña, junto con el veterano Isidoro Acevedo y con Gorkin, publica La Antorcha. La Agrupación se inspira en buena medida en las posiciones que internacionalmente representó en su penúltimo combate, Nikolai Bujarin, al que el último Maurín concedía un ascendiente en las ideas del POUM por encima del de Trotsky.

Desde entonces fue ganado por Maurín, del que se manifestará como un incondicional hasta su muerte. Portela, comienza a colaborar en La Batalla, y en octubre de 1932 lidera la integración de la Agrupación al BOC a pesar de la actitud condicionada de Gorkin que acepta ingresar mientras no se dé una reunificación con el PCE, de hecho una parte de la Agrupación reingresa en el partido, d hecho Portela soñó con una reunificación comunista por lo menos hasta 1937. Miembro electo para Central del BOC, Portela se traslada a partir del 1933 a Barcelona para hacerse cargo de la administración del diario bloquista Adelante desde el cual trata de impulsar la Alianza Obrera, y muestra su confianza en la capacidad del BOC en influir en la izquierda socialista. En Barcelona, toma parte destacada en los acontecimientos de Octubre de 1934, por los cuales fue detenido, y recluido en el navío-prisión “Uruguay”. Condenado a trabajos forzados a perpetuidad después de octubre del 34, será liberado gracias a la victoria de las izquierdas en las elecciones de febrero de 1936, época en la que su moderación se hace manifiesta.

Será uno de los dirigentes más discretos pero también más activos del POUM. Cuando estalla el Alzamiento mientras que Gorkin se traslada de Valencia a Barcelona, Portela hace lo contrario. Fue nombrado secretario de la Federación poumista de Levante y director del su periódico, El Comunista. Considerado como eI inspirador de la tendencia más moderada del partido, favorable a un entendimiento con el Frente Popular y contraria al trotskismo (“...Trotsky era fundamentalmente un intelectual, no era un político. Y esto explica que Stalin, con muchas menos cualidades intelectuales que él, le pudiera vencer, porque Stalin era un político...Sin escrúpulos, sin conciencia, todo lo que se quiera, pero un político. Bueno, pues ésta era la diferencia fundamental entre la ICE y el Bloc. Los trotskistas tenían una visión rígida de las cosas y no se adaptaban, no eran capaces de adaptar su política a la situación del país...”).

Será igualmente uno participante en el famoso PIeno ampliado del CC celebrado en Barcelona en diciembre de 1936, se muestra en desacuerdo con la política propugnada delante de la guerra y la revolución. Igualmente se mostró critico con la orientación partidaria durante las jornadas de mayo de 1937, fase en la que debate ásperamente con Juan Andrade con el que mantuvo hasta el final de su vida una estrecha amistad. Durante la represión estalinista, Portela convertirá su domicilio pasó a ser la Secretaría del POUM en Valencia, hasta que fue detenido en agosto de 1938 y encarcelado. Juzgado y condenado a quince años de prisión, Portela no será puesto en Iibertad hasta justo unas horas antes que las autoridades republicanas abandonaron Valencia (marzo de 1939).

Entonces regresó clandestinamente a Madrid, donde volverá manifestar sus discrepancias. Más tarde, Portela realizó un viaje por Cataluña con eI objetivo de exiliarse a Francia. La tentativa fracasa y vuelve a Madrid donde para sobrevivir, cambiara de personalidad y de profesión. Prosiguió su militancia en el POUM y en los años 1944-1947 fue el delegado del POUM en Ia Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas. Desde 1951 residirá nuevamente en Barcelona, recupera su identidad y la profesión y rehace su vida. Juan Andrade nos contaba que Portela llevaba mucho tiempo preparando una historia del PCE, pero lo más parecido a este proyecto fue un largo artículo, El nacimiento y los primeros pasos del movimiento comunista en España, un trabajo aparecido en Estudios de Historia social ( nº 14, Madrid, julio-septiembre, 1980).

Pero lo que sí hizo Portela fue responder a un artículo de Francecs Bonamusa, alla por diciembre de 1973 desde las páginas de la entonces popular revista Triunfo. El artículo titulado un tanto torticeramente La segunda muerte de Joaquín Maurín. A lo largo de un trabajo extenso y minucioso titulado La única muerte de Joaquín Maurín, desmonta los argumentos del historiador, y que supuso una importante divulgación popular sobre Maurín. Por la misma época prepara también una edición muy cuidadosa de Los hombres de la Dictadura, y contestar a una larga entrevista para El Viejo Topo con el escritor y cineasta Joaquín Jordá titulada Recordando a Maurín.

Desde estas páginas, Portela se lamenta del curso final tomado por el POUM sobre el que dice que: “...se ha encontrado sin jefes. Es un partido que ha envejecido. Claro, como no ha actuado no se ha conquistado gente. Ahora nos hemos encontrado con una serie de señores que el que menos tenía 60 años. Y, claro, hay gente que a los 65 o más conserva su fe en el ideal de su juventud. pero hay gente que a los 60 ya ha perdido su fe. Además, yo soy de los que opinan que la situación actual no es propicia a los pequeños grupos, un pequeño grupo no tiene nada que hacer. En primer lugar. porque no estamos todavía en una democracia. pero no sabemos si va a durar. ¿Y si no dura? En todo caso, hay que oponer a ese posible enemigo no pequeños grupos sino fuerzas serias, fuerzas considerables...En tal sentido, ya le digo a usted, el ir al PSC no me ha hecho feliz.. Hay un pasado con el que he tenido que romper..., al menos, en cierto modo..., pero he considerado que dedicarnos a hacer un grupito de nostálgicos, a rememorar el pasado y a evocar nuestras glorias pasadas, no conducía a nada...” En aquella época, el PSC trataba de sintonizar con la izquierda militante, y en según que cuestiones era –aparentemente- más “radical” que el PSUC.

3. El extraño caso Oscar Pérez Solís. Nacido en Asturias, en 1882, su nombre figura en la historia del socialismo y aunque sea con letras torcidas en la del comunismo español. Pérez Solís, ex-capitán de artillería, miembro destacado del PSOE, representante del sector "tercerista" que desde 1921, fue uno de los más importantes dirigentes del PCE, convertido finalmente al integrismo católico y franquista. Un buen escritor de la estirpe de Pío Baroja habría encontrado en su vida material para un turbulenta novela.

Oscar pasó su infancia en El Ferrol, antes de que su familia se trasladara a Valladolid. Ingresó en la academia de Artillería de Segovia y en 1902 se graduó de teniente. Unos años después fue destinado a Las Palmas, en donde permaneció durante un año y medio. Allí, un soldado sevillano de la batería en la que estaba destinado, Juan Salvador, le introdujo en las ideas anarquista, y llegó a colaborar con un grupo ácrata llamado "Luz y Progreso" hasta el momento del atentado de Mateo Morral contra la comitiva real en la madrileña calle Mayor.

Cuando llegó en 1908 a Valladolid, las lecturas de los autores libertarios las canalizó hacia el socialismo, ingresando en la agrupación local en abril de 1910, con el pseudónimo de Juan Salvador. Su militancia socialista fue –naturalmente- mal vista por su familia y por los círculos castrenses que no se entendían como alguien de su "rango" pudiera hacer semejantes opciones Después de participar en algunas de las giras organizadas en el verano de 1910 en solidaridad activa con la huelga minera vizcaína, fue ascendido a capitán en 1911, aunque se le recomendó que pidiera un traslado a Cartagena. Entonces pidió abandonar el servicio activo y pasó a la situación "de reemplazo", continuando en la capital castellana.

Su siguiente paso fue pedir la separación definitiva del ejército en junio de 1913, decisión que resultó precipitada por su participación destacada en unos incidentes ocurridos en el ayuntamiento cuando el concejal Remigio Cabello, dirigente socialista local, abofeteó a otro compañero de corporación, lo que le significó a Solís un expediente que fue archivado tras su abandono de la carrera militar. A partir de entonces su militancia se intensificó. Participó en un acto público en la población vizcaína de Valmaseda y, poco después, se hizo cargo de la dirección de ¡Adelante!, el periódico que editaban el PSOE y la UGT de Valladolid. Además, desde 1914, hasta 1917, fue edil y diputado provincial.

Abandonó dichos cargos en discrepancias con la dirección socialista nacional en protesta por la actitud del PSOE en relación a la huelga general de 1917 en la capital del Pisuerga. Procesado por estos hechos, fue condenado a la pena de destierro; se refugió en Lisboa, en donde permaneció unos meses, antes de regresar a Valladolid. Perteneciente al ala izquierdista del socialismo coqueteó con el regionalismo que, impulsado por los catalanistas, comenzaba a despertar en diversas regiones españolas. Así, Oscar asistió a la reunión "castellanista" que se celebró en Salamanca con la asistencia, entre otros, de Unamuno y viajó a Cataluña para entrevistarse con Cambó.

En 1920, a consecuencia de su participación en el mitin que intentó reconducir las protestas contra el alza del precio del pan, durante las que fue detenido, procesado y condenado de nuevo a destierro. Esta vez por diez años. Entonces, Solís se instaló en Bilbao. Allí, en diciembre, fue candidato a diputado nacional por Valmaseda. Fue una reñida votación durante la que se produjeron diversos incidentes. Por ellos fue detenido y encarcelado en la prisión bilbaína de Larrinaga hasta marzo de 1921.

En Bilbao, Oscar había establecido contactos con los incipientes grupos comunistas a los que se había acercado. En abril, como delegado de la agrupación bilbaína, acudió al congreso que el PSOE celebró en Madrid. En él, ya en el congreso de 1919 había propuesto la fusión de la segunda y tercera Internacional, protagonizó unas vibrantes intervenciones en defensa de la integración del partido en la internacional comunista. Al ser rechazada la propuesta, junto a otros dirigentes socialistas, encabezaron una posterior escisión de la que nació el PCOE, partido que terminó fusionándose con el otro partido comunista existente –el creado desde el ala radical de las juventudes socialistas- ese mismo año. Solís se convirtió en uno de sus más importantes dirigentes.

Fue nombrado redactor del periódico La Bandera Roja y miembro del comité central del nuevo PCE. Durante los años de la dictadura de Primo, sus colaboraciones en el periódico madrileño La Antorcha, intentaron reconducir a la CNT hacia posiciones cercanas al marxismo ruso. Durante los años siguientes, hasta su viaje a Rusia en la primavera de 1924, fue detenido en diversas ocasiones, acusado de participar en atentados ocurridos en Bilbao, y fue uno de los más importantes propagandistas comunistas interviniendo en diversas giras de mítines y dando conferencias en instituciones culturales como el Ateneo de Madrid. Partió para el exilio tras el golpe de Primo de Rivera. Encarcelado en Bilbao durante el segundo semestre de 1923, regresó a Valladolid en enero de 1924. Allí le esperaba un nuevo juicio por sus artículos contra la sentencia a un militante comunista vizcaíno. Para evitar regresar a la prisión huyó a Francia, a París, en donde estuvo hasta su salida hacia Moscú para asistir al congreso de la Komintern. Después regresó a la capital gala hasta que, a fines de 1924 regresó a España acogiéndose a una amnistía.

La trayectoria posterior de Oscar Pérez Solís fue tan agitada como lo había sido hasta entonces. Recién regresado de Francia, fue de nuevo detenido y encarcelado, en Barcelona. hasta el verano de 1927. Unos meses después anunció públicamente que abandonaba el PCE y retomaba su fe católica. Era el resultado del trabajo que en la prisión habían realizado los sacerdotes Chalbaud, jesuita, y Gafo, dominico. El primero, por indicación de una hermana de Solís le había visitado ya durante el tiempo que pasó en 1923 en la cárcel de Bilbao. El segundo, lo hizo en Barcelona. Tras el abandono del comunismo regresó a Valladolid, se hizo seguidor de los sindicatos católicos que animaba el cura Gafo y comenzó a trabajar en la delegación de la CAMPSA. Dios y los negocios de la misma mano.

Durante la IIª República se fue acercando hasta la extrema derecha. Finalmente ingresó en Falange Española y participó en la sublevación de julio de 1936 en Oviedo. Sobre ello publicó un libro prologado por el general Antonio Aranda. en 1942 en Valladolid. Según testimonio de Juan Andrade, durante la guerra civil, Pérez Solís contribuyó a salvar a los antiguos camaradas que pudo. Por ejemplo, según Juan Andrade se interesó vivamente por la suerte de Joaquín Maurín. Una historia llena de luces y sombras que espera la lupa de un buen biógrafo. Luego, su pista se pierde. Menos mal.
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kaosenlared.net-España/14/08/2007

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