7/9/07

Biocombustibles: pro y contra en América Latina

Marcel Gauch (EMPA), Stefan Denzler (SECO) y Stephan Suhner (ASK), expositores de la conferencia.
(swissinfo)
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Rosa Amelia Fierro
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La producción de ‘biocombustibles’ no cumpliría criterios ecológicos ni sociales en América Latina, según se desprende del primer debate auspiciado en Berna por la Asociación Latinoamérica-Suiza (ALAS).

La sostenibilidad depende del producto a partir del cual se elabora el biocombustible, de su procesamiento y de su distribución, sostiene Laboratorios Federales para la Prueba e Investigación de Materiales EMPA.

El Gobierno federal de Suiza ha iniciado -a través de la Secretaría de Estado para la Economía (SECO)-, proyectos en países en desarrollo y en transición, para fomentar la producción del llamado ‘biocombustible’.

¿Puede llamarse ‘biocombustible’ a la energía producida a partir de plantas? fue la primera pregunta en la conferencia del ciclo denominado ‘Producción de agrocombustibles en Latinoamérica, ventajas y desventajas'.

“No vamos a hablar de biocombustibles sino de agrocombustibles”, señaló el moderador Micheal Altmann y enseguida mencionó los estragos que producen en América Latina las emisiones de CO2 y el consiguiente cambio climático. Una foto de Uruguay bajo las aguas ilustró ese punto de partida.

Agrocombustibles y derechos humanos

No son biocombustibles lo que se produce a partir de plantas, a menudo transgénicas, cultivadas con pesticidas y en monocultivos, dijo Stephan Suhner, coordinador político del Grupo de Trabajo Colombia-Suiza (ASK) refiriéndose a la compatibilidad de esa producción con los derechos humanos.

“Trabajamos con sindicalistas, pequeños campesinos, afrocolombianos e indígenas que son empujados a trabajar en modelos de producción que al final los marginan y no tienen nada que ver con el comercio equitativo”, señaló.

“En Colombia los sindicalistas son reprimidos. Los pequeños productores no tienen oportunidades porque la producción de ‘biocombustible’ demanda alta inversión y cultivos a gran escala para ser rentable. En otros países latinoamericanos escasean las áreas de cultivo y se encarecen los alimentos”.

Los agricultores endeudados pierden sus terrenos y emigran a las grandes ciudades, donde se empobrecen aún más, ya que tampoco reciben apoyo estatal, dijo el miembro de la ASK.

No obstante, “hay buenos ejemplos, firmas que producen con criterios sociales, plantas que producen biocombustibles adaptadas a la pequeña agricultura. Si no se consideran estos aspectos, lo que se hace es violencia económica”.

Integración económica sostenible

Stefan Denzler, responsable del programa de Cooperación en el Comercio y en Tecnologías Medioambientales de la SECO, aclaró que no representaba necesariamente a la voz oficial de esta secretaría y que hablaba más bien desde el punto de vista de la cooperación al desarrollo.

Entiendo que se hable de agrocombustibles y no de biocombustibes, dijo. “Ante la internacionalización de la economía de bienes y servicios, los países tienen cada vez más expectativas y al mismo tiempo quieren cumplir con los acuerdos de Kyoto. A largo plazo, la demanda de biocombustibles será mayor, también en esos países”, agregó.

“Los estándares medioambientales y sociales se imponen cada vez más en Europa, en Suiza, y los países en desarrollo están igualmente interesados en aplicarlos. Aquí tienen que participar los productores, los industriales, las ONGs, los gobiernos, los consumidores...”

Denzler advirtió que un riesgo de la producción de biocombustibles en América Latina es el cambio de uso de los terrenos agrícolas. También la corrupción y la burocracia en la autorización de operatividad para las empresas, la falta de títulos de propiedad de terrenos agrícolas, las inversiones en ‘infraestructura’, a menudo riesgosas para los inversionistas privados y la posibilidad de estatización y control de precios.

Por otro lado, Brasil es líder en el uso de etanol en el transporte y el país que realizó el primer proyecto mundial en el ‘Mecanismo de desarrollo limpio’ para aprovechar el gas de vertedero.

Denzel apuntó finalmente que el Consejo Federal suizo revisará la sostenibilidad de los biocombustibles en el marco de la liberación de impuesto a los aceites minerales y que espera que este reglamento considere el aspecto social de la producción.

Balance ecológico de los biocombustibles

Marcel Gauch presentó un resumen del análisis “Valoración ecológica de de biocombustibles” realizado por los Laboratorios Federales Suizos de Prueba e Investigación de Materiales, EMPA.
Gauch precisó con rigidez científica: "los biocombustibles no son mejores ni peores que otros combustibles. Depende de la planta a partir de las que son producidos, del procesamiento y distribución, entre otros factores".

Mientras el CO2 afecta sobre todo la atmósfera, la producción de biocombustibles puede degradar suelos, agua, diezmar la biodiversidad y puede ocurrir el absurdo de que cada eslabón de la cadena productiva demande gran consumo de energías fósiles, como ocurre en los Estados Unidos. “Por ello hicimos un balance ecológico”, indicó el ingeniero.

La producción de ‘biocombustibles’ puede adaptarse a la agricultura en pequeña escala, en su procesamiento puede emplearse la presión o la fermentación...pero también puede ocurrir que se produzca gas hilarante, que es todavía más nocivo que el CO2. Y no sólo el etanol, sino también otros ‘biodiesel’ son buenos, en opinión del investigador.

Por otro lado, si se transporta etanol del Brasil a Suiza, la balanza ecológica –por el transporte- es casi la misma que si se usara combustibles fósiles. Sin embargo, las importaciones no siempre son negativas.

Por ultimo, Suiza puede olvidarse de la soya como materia prima de biocombustible, pero la remolacha azucarera se presenta muy prometedora para la Confederación, cuyos electores decidirán el próximo 21 de octubre qué rumbos toma su política energética.

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Swiss Info - Switzerland/07/09/2007

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