18/9/07

El estado sin conductor

Mientras los científicos en todo el mundo se devanan sus sobrecargados cerebros para desarrollar mecanismos fragmentarios, Israel se ha sacado de la manga algo mucho más desafiante para la imaginación -- el estado sin conductor.
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Por Sara Honig
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No muchos se dan cuenta de las muchas innovaciones de alta tecnología que dan por sentadas en su vida cotidiana -- incluido el grueso de los nuevos trastos móviles recién lanzados -- originadas en el tan calumniado estado judío. Menos aún se dan cuenta de las enormes zancadas que el pequeño Israel ha dado en otra esfera desafiante bastante distinta.

El próximo avance tecnológico revolucionario, dicen los futuristas, será el vehículo sin conductor (o autónomo) -- una variante ultra-compleja del concepto del piloto automático de la aviación. Además de constituir una enorme mejora del estilo de vida, exigirá una solución de inteligencia artificial increíblemente compleja a todo un pantano de probables problemas.

Pero mientras los científicos en todo el mundo se devanan sus sobrecargados cerebros para desarrollar mecanismos fragmentarios, Israel se ha sacado de la manga algo mucho más desafiante para la imaginación -- el estado sin conductor.

Este primero en los anales de la humanidad ya está operativo, lanzado y funcionando, mientras la desorientada clientela parece desconocer cualquier cambio. En gran medida mientras se quejan y quejan, las masas no captan que son los pasajeros involuntarios del estado sin conductor pionero a todo tren. La transición del "desastroso conductor" al "sin conductor" fue tan imperceptible que nadie puede determinar cuándo tuvo lugar, y mucho menos discernir diferencia alguna en los resultados finales.

En dos años, se atravesaron dos hitos traumáticos -- la desconexión y la segunda Guerra del Líbano -- y nadie puede decir con certeza si algún conductor llevaba el timón nacional o no en estas dos ocasiones. Una cosa es segura: lo que previamente iba mal solamente empeoró. Las mejorías vaticinadas simplemente nunca se materializaron.

De ahí que realmente no importe mucho si había un conductor real durante cualquiera de estos paseos peliagudos. No nos acercaron en absoluto a los tan aireados destinos deseables. Presuntamente nos desconectamos de Gaza, pero seguimos siendo responsables de, y dedicados al, bienestar de nuestros enemigos jurados. Titubeamos con detener el abastecimiento de medicinas, comida, agua y electricidad. Al apagar el interruptor eléctrico, impediríamos la fabricación de misiles Kassam. Pero por ahora los Kassam siguen lloviendo -- significativamente a un ritmo superior al ritmo pre-desconexión.

LA AUTORIDAD PALESTINA
No solamente no asumió el control de Gaza (como se nos aseguraba que haría) fue ignominiosamente expulsada para dejar espacio al destacamento iraní de Hamastán. Mientras tanto, 9000 de los más dedicados idealistas de Israel son parias olvidados en edificios prefabricados de paredes finas, están desempleados y sin futuro. El grupo a cargo presuntamente prometía "una solución para cada colono", pero quizá es que todo estaba entonces en piloto automático, de modo que no se puede culpar a nadie.

Eso explicaría el motivo, a pesar de la baladronada del verano pasado, de que Hezbolá salga paradójicamente reforzado, de que los Katyusha amenacen todavía el tercio norte de Israel, y de que siga sin haber señal de los reservistas secuestrados.

Un montón anunciado, pero no se ha logrado nada.

El Comité Winogrado simplemente molestada al presunto conductor Ehud Olmert. Él se elogia profusamente a sí mismo dado que todo parece estar en funcionamiento, aunque en realidad no funciona nada. La prueba: él sigue sentado en el asiento del conductor pero, al margen de eso, el estado-motor avanza por sí mismo. El mercado fluctúa alegremente y el shekel permanece inexplicablemente a la baja. Los comerciantes de sueños de Oslo extienden la alegría a través de la intimidación de "nuevos compromisos" con el equipo de amistosos enemigos de Fatah de Mahmoud Abbás. Prometen dinamismo diplomático sobrealimentado cortesía de Condolizza y la corte de la comunidad internacional. Contra más van en picado las cosas, mejor parece que estamos.

ESO ES A GRANDES RASGOS
Lo que nos dice Olmert cuando lee discursos llenos de dulces rimbombancias que no significan nada. Al mismo tiempo, su copiloto elegido, Ehud Barak, sigue mitificando itinerarios y objetivos del viaje. Un aura de inescrutabilidad realza la impresión de un verdadero genio estratégico trabajando.

Aunque los sistemas automáticos pueden reemplazar la iniciativa humana para muchas tareas a lo largo de períodos de tiempo cada vez mayores, su fiabilidad no es infinita. No obstante eso se engrana perfectamente con el ethos inherente Olmerita. Todo lo que importa es el próximo titular, el próximo informativo en horario de máxima audiencia, y los comentarios aduladores de una corte de escribas o escritorzuelos de cabecera. El plazo largo no molesta a Olmert y compañía. Su preocupación acuciante es la supervivencia política al plazo más corto. Para eso, el piloto automático bastará y los que pagan los billetes parecen someterse.

Olmert necesita propulsar el arañado, abollado y golpeado vehículo de estado de Israel por otra autopista estrecha llena de socavones. De modo que no se le puede incomodar para que mire por dónde va o entrenar los sensores del piloto automático con los obstáculos más distantes. Hasta trazar un camino a una ubicación destino es superfluo. Olmert no tiene ningún interés en saber a dónde se dirige y a dónde nos lleva al resto de nosotros. Simplemente necesita atravesar unos cuantos despreciables metros cada vez.

En política, este modo de pensar se denomina conveniencia; cualquier cosa servirá para lograr el beneplácito temporal. Es el motivo de que Omert y sus dependientes chupópteros liberasen a asesinos jordanos condenados con el fin de complacer al rey Abdalá (que nunca se ha disculpado siquiera por la agresión jordana y las vidas inocentes que apagó). A continuación Olmert liberaba a 255 terroristas condenados de Fatah (con centenares más a la espera) para lubricar las manos de Abbás, sabiendo perfectamente bien que Abbás no va a cumplir ninguna clase de pacto.

Para fortificar aún más la ficticia fuerza de Abbás, Olmert admite la entrada de Nayef Hawatmeh, jefe en Damasco del Frente Popular para la Liberación de Palestina (el homólogo marxista del Hamas islámico) y carnicero de los niños de Avivim y Ma'alot. Según el rasero de las ambiciones en piloto automático de Olmert, la justicia es inmaterial -- solamente cuenta la ventaja interesada.

Ese es el motivo de que 178 de los asesinos de masas más buscados de Fatah hayan salvado el tipo. Ellos escudarán posteriormente a los que supuestamente no salvan el tipo. No solamente cada uno de los hampones del terror sabe que no va a cumplir la sentencia ni siquiera si es capturado, sino que aquellos ya capturados pueden ahora blandir su inmunidad recién garantizada. El montante de ellos, racionaliza Olmert (sin haber aprendido nada de los espejismos de Oslo), defenderá firmemente a los judíos de los ataques de Hamas.

La idea central es que el poder disuasor de Israel ha desaparecido. La guerra contra el terror de Israel que salva vidas es peligrosamente desacelerada simplemente para permitir que el vehículo sin conductor avance otro tramo adicional en la carretera.

Así que, ¿qué más hay de nuevo en la víspera de Año Nuevo? Hemos estado allí, hemos escuchado eso, pero puesto que no vamos a ninguna parte, en realidad no importa.

Comamos, bebamos y regocijémonos -- ya nos la pegaremos después.
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El Reloj - Israel/18/09/2007

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