12/9/07

Holanda: ¿Estados Unidos como modelo de integración para la población musulmana?

Si pocos años atrás Holanda era un referente a nivel social en toda Europa, los problemas que está encontrando actualmente para integrar a la población musulmana están poniendo a prueba la tradición político-social de la Haya. La tradicional tolerancia holandesa tiene que rendir cuentas con una cultura fuerte y que tiende a imponerse como la musulmana, y con un gran número de inmigrantes. Como otros países de Europa, Holanda está buscando nuevos modelos con los que corregir o integrar el propio. ¿Podría servir de ayuda el modele estadounidense?.

Sandra Binazzi

Muslim Americans

En la primavera del 2007 el Pew Research Center publicó un estudio llamado Muslim Americans – Middle Class and mostly main stream. A través de 60.000 entrevistas realizadas a musulmanes americanos se ha delineado un cuadro detallado de la presencia y de la condición de los musulmanes en América. Los musulmanes que viven en Estados Unidos, en su mayoría, muestran un alto nivel de satisfacción con la situación económica y social que han alcanzado dentro de la sociedad americana: más de la mitad de ellos se sienten más americanos que musulmanes y muestran un mayor nivel de patriotismo respecto a los que viven en Europa Occidental. El 71% de ellos ha asumido y considerado como propia la filosofía del sueño americano: si trabajas duro, puedes conseguirlo. Los datos sobre la situación económica y social que han alcanzado los musulmanes en América coinciden con sus declaraciones: la renta y el nivel de educación es similar al de sus vecinos. Como dato indicativo, el 73% de los entrevistados ha declarado que no ha sufrido nunca episodio alguno de discriminación.

Según algunos analistas como la periodista musulmana Ishrad Manji el éxito del modelo americano se basaría en tres elementos fundamentales:

-El primero es la economía. El dinamismo económico norteamericano y la necesidad que posee cada ciudadano norteamericano de arremangarse las manos y de explotar a fondo su capacidad productiva para tener éxito, habría obtenido mejores resultados en el Estado Social europeo basado en las ayudas, pero que al mismo tiempo permite que los inmigrantes exploten su condición relegándose a los niveles más bajos de la sociedad.

-El segundo factor sería el de la presencia de una mayor diversidad y pluralidad en la sociedad americana, una sociedad que la periodista considera “formada por inmigrantes”, un factor que contribuye a generar una menor separación entre los diversos grupos étnicos y culturales y una mayor integración bajo la bandera común de la ciudadanía americana.

-El tercer factor sería el de la mayor tolerancia frente a la diversidad religiosa, y un menor laicismo, característico de la sociedad europea heredera de la revolución francesa.

¿Un modelo a imitar?

Hace unas semanas un informe de los servicios de inteligencia norteamericanos analizaba el aumento del radicalismo en las comunidades musulmanas en Occidente, mostrando una cierta preocupación por las células terroristas europeas. El informe redactado por el Pew Center podría dar a entender que Estados Unidos sale victorioso respecto a Europa, en cuanto a capacidad para satisfacer las necesidades de los inmigrantes musulmanes y para crear las condiciones favorables para su plena integración, consiguiendo acabar con el problema de la crisis de identidad que caracteriza a los jóvenes inmigrantes europeos de segunda generación. El estudio también muestra que entre los jóvenes musulmanes en América está teniendo lugar un cambio de tendencia respecto a sus padres: el 60% de los musulmanes entre 18 y 29 años se definen “Muslim first”, mientras que entre los que superan los 30 años el porcentaje desciende hasta el 40%. Además, los resultados del estudio muestran que entre los jóvenes se está difundiendo la costumbre de frecuentar la mezquita semanalmente, y que el 26% de los que tienen entre 18 y 29 años opinan que los atentados suicidas son justificables. Un 38% de ellos considera que no hay estados árabes involucrados en los atentados del 11 de septiembre. Algunos analistas como Geneive Abdo consideran que las diferencias entre Estados Unidos y Europa no son tan grandes y que el bienestar y la educación no son suficientes como baluarte contra la disgregación social que se está difundiendo entre las jóvenes generaciones de musulmanes que viven en occidente.

El debate sobre la relación entre el Islam y la democracia en los Países Bajos

El ataque que sufrió Esham Jami a principios del pasado mes de agosto ha exasperado en los Países Bajos el tono del debate sobre la relación entre el Islam y la democracia. Esham Jami es, junto al miembro del partido conservador Loubna Ferrada, el fundador de un grupo que tiene el objetivo de apoyar a aquellos que desean abandonar el Islam, por lo que hace un mes fue agredido en las calles de Amsterdam por un grupo de musulmanes ofendidos por su iniciativa. Tras la agresión, el diputado Geert ilders del “Partido de la Libertad” protestó públicamente contra la presencia de musulmanes en Holanda, comparando al Corán con el Mein Kampf. “Hace años que lo repito: no existe el Islam moderado”, declaró. Diputado de la derecha conservadora, Wilders mostró así una posición que desde hace tiempo comparte buena parte de la población así como de los políticos e intelectuales. Por lo tanto, una gran parte de la población Holandesa muestra un cierto escepticismo respecto a la idea que la religión y la cultura islámica sean compatibles con los principios de libertad e igualdad que defiende el estado constitucional holandés.

Paul Scheffer, intelectual socialdemócrata, analizó este concepto en “El Drama Cultural”, donde sostiene que la política de tolerancia frente a la inmigración musulmana, a pesar de estar dirigida a fomentar la convivencia de valores y culturas completamente diversas, sólo ha contribuido a dificultar el proceso de integración: “Vivimos unos junto a los otros, sin encontrarnos: cada uno en su bar, en su escuela, con sus ídolos, su música, su fe y dentro de poco con sus calles y sus barrios”. El punto álgido del debate se alcanzó en noviembre del 2004 tras el asesinato de Theo Van Gogh. Van Gogh se hizo portavoz de manera provocativa y blasfema de una crítica radical al Islam, provocando el sentimiento de odio y de venganza en quien le asesinó, Mohammed Bouyeri, un ciudadano marroquí-holandés de veintisiete años. Una película dirigida por él y escrita por la autora de “Yo Acuso” Ayaan Hirsi Ali, con el título Sumisión y emitida por la televisión holandesa pocos días antes del asesinato es un claro ejemplo de la dura crítica contra el Islam, y en especial acerca del problema de la sumisión de las mujeres.

El inicio del cierre

Si la tensión social alcanzó su plenitud en noviembre del 2004, las primeras señales de hermetismo frente a los inmigrantes musulmanes en Holanda datan de los años noventa, cuando se registró un cambio de tendencia respecto a las prácticas tradicionales de acogida a las que Holanda debe su fama de país fundado en la tolerancia y en la convivencia pacífica entre las diversas religiones. Los mismos principios de libertad e igualdad que definen la historia de Holanda junto con la convivencia pacífica entre cristianos protestantes y judíos se usaron durante los años setenta y ochenta para la acogida de inmigrantes de origen islámico, en aumento durante esos años debido a la buena coyuntura económica: al igual que con los otros grupos, la integración de la población musulmana está basada en la concesión de permisos y subvenciones que les permiten construir sus propios espacios, mezquitas, escuelas y asociaciones musulmanas.Algunos políticos como el representante de la derecha liberal Frist Bolkenstein comenzaron a poner en duda este modelo durante los años noventa (coincidiendo con un periodo de crisis económica), difundiendo entre la opinión pública el sentimiento de inseguridad y de insatisfacción con el modelo tradicional de acogida. La ley “Win” sobre integración, que se remonta a 1998, prevé un curso obligatorio de formación cultural y lingüística para los inmigrantes recién llegados.

Las últimas administraciones han contribuido a la tendencia al hermetismo, de la que la ministra de inmigración del gobierno de Balkenende, Rita Verdonk es una de las principales defensoras. Verdonk hizo hincapié en la necesidad de adoptar medidas contra el aumento de episodios de criminalidad y de desordenes públicos protagonizados por inmigrantes, aumentando las expulsiones y autorizando a la policía a actuar con mano dura. Actualmente la cartera de inmigración la ocupa Ella Vogelaar, que ha centrado su política en la búsqueda de nuevos puestos de trabajo para los jóvenes musulmanes, ya que considera que es fundamental frenar la alta tasa de desempleo que normalmente acompaña a los frecuentes episodios de delincuencia. Junto a las nuevas medidas destinadas a mejorar la situación económica de estos jóvenes, permanece la tendencia, inaugurada por la ley “Win” en 1998, de pedir garantías a los inmigrantes. En el 2006 se introdujo un examen de lengua obligatorio para los no comunitarios que pretendan permanecer una larga temporada en Holanda. También en el 2006, con el Civic Integration Act, se decidió que el permiso de residencia dependería de un examen sobre conocimientos indispensables para poder vivir en Holanda y convivir con los valores propios de la sociedad holandesa. Tanto la importancia que se ha dado a la creación de oportunidades de trabajo para los jóvenes, como la atención que se ha prestado a la aceptación de los valores y de las reglas de vida en los Países Bajos indica que el estado está adoptando el modelo estadounidense, basado en el sentimiento de seguridad que ofrece el bienestar y en la identificación con los valores de la nación de acogida.

Conclusiones

El modelo holandés, caracterizado por la diversidad y la convivencia, está cediendo frente al nuevo reto que impone el Islam, por lo que Holanda ha decidido tomar una postura defensiva. Para defenderse ha adoptado los dos principios fundamentales en los que se basa el modelo estadounidense: ofrecer empleo a los jóvenes desocupados de la periferia de las ciudades y tratar de fomentar el sentimiento de pertenencia basado en la total aceptación de las costumbres holandesas.

Los datos procedentes de Estados Unidos acerca del cambio de tendencia entre los jóvenes, nos indican, como señaló Geneive Abdo, que el bienestar y el patriotismo no son necesariamente las mejores medidas contra el radicalismo, que está en aumento también en América. Estaría relacionado probablemente con al crisis de identidad en un mundo globalizado donde las certidumbres vinculadas tradicionalmente al modelo estado-nación, que definía con exactitud los términos “nosotros” y los “otros” (cabe destacar Fear of Small Numbers de Arjun Appanduri) se están resquebrajando frente al incontrolable movimiento de bienes y de personas que requiere una redefinición del concepto tradicional de ciudadanía. Las consecuencias del cambio de tendencia en Holanda aún son difíciles de evaluar, pero quizá representan un momento en el que el estado nacional holandés trata de auto-definirse y de establecer los límites para la ciudadanía recurriendo a sus valores tradicionales. Sin embargo la herencia multicultural podría contribuir a la formulación del concepto de ciudadanía europea.
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Equilibri.net -Italy/12/09/2007

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