29/9/07

La derrota de Chávez en Manaos

por Patricio Navia (Perfil)
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"...Ni Brasil ni Argentina parecen entusiasmados con la idea de convertir a MERCOSUR en un actor político relevante. Menos aún parecen Brasilia y Buenos Aires interesados en permitir que MERCOSUR se convierta en una plataforma política para que Chávez intente aumentar su influencia y pueda darle legitimidad a su retórica abiertamente anti estadounidense. La actitud de los dos miembros más importantes de MERCOSUR es la de un sí rotundo a una mayor integración energética, financiera y comercial, y un no discreto y firme a las iniciativas políticas de la revolución boliviariana"
En una cumbre en Manaos que también incluyó a los presidentes de Ecuador y Brasil, el mandatario venezolano Hugo Chávez expresó su preocupación por la lentitud del proceso de incorporación de su país a MERCOSUR. La advertencia de Chávez refleja el lúgubre estado actual de su iniciativa por lograr una mayor integración política en la región. Porque los principales países de la región parecen más interesados en el petróleo y la energía venezolana que en los sueños bolivarianos de Chávez, la cumbre de Manaos puede ser vista como una señal clara que el discurso de integración política de América latina que predica Chávez dista mucho de convertirse en una realidad.
Chávez viajó el jueves 20 a Manaos para encontrarse con los mandatarios de Brasil y Ecuador y discutir temas relacionados con la integración energética en Sudamérica. Al comentar sobre el esperado ingreso de su país a MERCOSUR, Chávez sorprendió a la audiencia al admitir la posibilidad de que éste no ocurriera: "si Venezuela no ingresa al Mercosur será una victoria del imperio. Pero será una victoria pírrica, porque la integración de América del Sur no será detenida por nadie". Aunque resulta improbable que MERCOSUR rechace la incorporación de Venezuela, la advertencia de Chávez refleja el desencanto del mandatario venezolano con la recepción de Brasil, y en menor medida de Argentina, a sus sueños de integración política de los países de la región. Chávez ha explicitado su intención de convertir a MERCOSUR en una instancia que llegue más allá de la integración comercial. Además de hablar de la creación de un Banco del Sur, que fomente el desarrollo y la integración económica de la región, Chávez no ha ocultado su intención de que MERCOSUR actúe como un bloque capaz de oponerse a la influencia de Washington en la región.
Pero su discurso encuentra solo apoyo parcial entre los dos países que dominan el acuerdo comercial sudamericano. Los presidentes de Brasil y Argentina han apoyado abiertamente la incorporación de Venezuela a MERCOSUR-por lo que resulta difícil imaginar motivos para que ésta no se concrete. Brasil también ha apoyado con entusiasmo las iniciativas venezolanas de construir gaseoductos y oleoductos que permitan mejorar la infraestructura energética regional y que avancen hacia la construcción de un anillo energético regional, anunciado hace ya varios años. El presidente Lula también ha respaldado la creación de un Banco del Sur, que promueva el desarrollo tecnológico y otorgue financiamiento a proyectos de desarrollo local. Por su parte, el gobierno argentino también ha apoyado las iniciativas energéticas y ha consolidado sus relaciones con Venezuela en cuestiones de financiamiento de su deuda.
Pero ni Brasil ni Argentina parecen entusiasmados con la idea de convertir a MERCOSUR en un actor político relevante. Menos aún parecen Brasilia y Buenos Aires interesados en permitir que MERCOSUR se convierta en una plataforma política para que Chávez intente aumentar su influencia y pueda darle legitimidad a su retórica abiertamente anti estadounidense. La actitud de los dos miembros más importantes de MERCOSUR es la de un sí rotundo a una mayor integración energética, financiera y comercial, y un no discreto y firme a las iniciativas políticas de la revolución boliviariana.
Por eso, en su visita a Manaos, el mandatario venezolano evidenció su frustración. Al advertir la posibilidad de que Venezuela no se incorpore a MERCOSUR, Chávez reconoció la existencia de problemas en su agenda bolivariana. Pero al sugerir que Estados Unidos sería responsable del lento avance de su iniciativa de integración regional, Chávez también quiso demostrar que todavía espera que Lula se anime a liderar un movimiento que pueda servir como contrapeso a la influencia de Washington en América latina. Porque Lula no se quiso hacer cargo de los problemas que planteó Chávez, la diplomática respuesta de Brasil fue clara. La principal potencia sudamericana está interesada en lograr una mayor integración energética con Venezuela. Pero Brasilia no está dispuesta a subirse al carro de la retórica anti estadounidense y los grandiosos sueños de rápida integración política que promueve Chávez en sus discursos de revolución bolivariana.
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Uruguay Informe - Uruguay/29/09/2007

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