20/10/07

Orgullo de ser cubano

General de Brigada José Ramón Fernández Álvarez
Con esta entrevista, culminamos la publicación de los testimonios recogidos por Luis Báez en su libro Secretos de Generales. Con su reproducción nuestro diario rindió homenaje al Aniversario 50 de la creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. (Tomado del libro Secretos de Generales)
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LUIS BÁEZ
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¿Qué significó para usted ser Ministro de Educación?

Una experiencia extraordinaria. Cuando se me informó de la designación constituyó para mí una verdadera sorpresa. Antes había ejercido durante unos meses como Viceministro Primero de esa rama.

En los momentos en que pasé para Educación era Viceministro de las Fuerzas Armadas.

Una noche el Ministro, compañero Raúl, me llamó y me dijo que había el propósito de que pasara a trabajar en Educación como Viceministro Primero, donde podría ser útil y con su conocida sensibilidad, comentó que si no lo deseaba no estaba obligado a aceptar.

También me manifestó que si aceptaba y en cualquier momento me arrepentía podría "correr de nuevo" para el MINFAR. Por supuesto, como he hecho a lo largo de mi vida en todo el proceso revolucionario, mostré mi conformidad y pregunté cuándo debía ir a la nueva tarea.

¿En qué momento se incorporó?

El 1 de septiembre de 1970. El Comandante en Jefe me brindó una excepcional atención ayudándome a comprender la misión.

¿Cuáles fueron los aspectos educacionales más importantes en la década del setenta?

A finales de la década del sesenta y primeros años de la del setenta se produjo una gran acumulación de alumnos en los primeros grados de primaria, lo que el Primer Congreso de Educación y Cultura definió como la "tupición del sistema": falta de una eficiente tasa de promoción y una mayor afluencia de niños a la escuela, debido al crecimiento de la población en los primeros años de Revolución.

Todo ello, más la falta de maestros y otras causas, crearon una fuerte contradicción en el Sistema Nacional de Educación que condujo a la conveniencia de que se celebrara el mencionado Primer Congreso en abril de 1971, que significó un diagnóstico muy profundo de todos los problemas que se presentaban en el sistema.

No solo se señalaron deficiencias, sino que se trazaron los fundamentos de la estrategia a seguir en esta rama: necesidad de formar maestros y de modificar los planes y las formas de hacerlo, la atención inmediata al establecimiento de planes y programas de estudio, a la elaboración de libros de texto, de materiales didácticos para la enseñanza.

Igualmente requerimientos organizativos en la escuela para elevar la escolarización, asistencia y retención, que presentaba serias irregularidades; la atención al maestro no titulado que permitiera un mínimo de preparación docente. Medidas organizativas y de otra índole trajeron como resultado un mejoramiento en los indicadores principales de la educación primaria y como consecuencia, una explosión de la matrícula en la enseñanza media.

Uno de los grandes logros en este periodo fue el hacer posible que todo el personal docente tuviera el nivel superior y la preparación de grandes contingentes de educadores que se fueron apropiando progresivamente de las ciencias pedagógicas.

Las batallas por el sexto y el noveno grados, a alcanzar por la población adulta, fueron grandes victorias obtenidas en esos años, al igual que la consolidación de la enseñanza técnica y profesional.

Los estudios, análisis e investigaciones que llevaron a la toma de decisión del perfeccionamiento del sistema educacional, que conllevó a planes de estudios, programas y libros de textos nuevos que se ejecutaron y pusieron en vigor con el adecuado proceso de tránsito para acelerar esos cambios, significaron una transformación trascendente para toda la educación en el país, incluyendo los estudios universitarios, la formación de postgrado y el trabajo en general de todo el organismo y las esferas que le competen.

Ya a partir de los años ochenta se desarrolla de forma masiva, la formación posgraduada y la investigación pedagógica y psicológica y se comienza a consolidar el proyecto del perfeccionamiento constante del Sistema Nacional de Educación.

Cuando llegó el momento y se consideró por nuestra dirección la conveniencia de que dejara de estar al frente de las tareas de la educación, el compañero Fidel me lo planteó, con unos dos meses de antelación a su realización, e igualmente expresé del modo llano y firme como lo siento: "¿Adónde debo ir, qué debo hacer, qué tarea se me designa?

Me fui contento del trabajo realizado. Como todo ser humano cometí errores. Pero mi mayor satisfacción es haber dado mi modesto aporte, convencido de que la educación es un gran monumento de Fidel a la Patria, es su obra.

Ud. sostuvo una entrevista con Sadam Hussein

A principios de noviembre del año 1990, poco antes de la llamada primera Guerra del Golfo, recibí la misión del compañero Fidel de encabezar una delegación que debía viajar a Iraq con el propósito de entregar un mensaje personal al presidente de ese país Sadam Hussein.

Fue una delegación de unas diez personas las que viajamos a través de Europa a Ammán, capital de Jordania, y de ahí en un avión ejecutivo que envió Sadam, volamos directamente a Bagdad en horas de la noche y a baja altura durante todo el vuelo.

Al día siguiente de llegar a Bagdad nos recibió el Presidente acompañado de su Estado Mayor, los principales dirigentes del Gobierno y del partido BAAS, a quien había enviado por adelantado el mensaje del compañero Fidel y con quien debía desarrollar un guión de varias páginas escrito en La Habana, bajo la dirección de Fidel argumentando todas las razones legales, de respeto a la soberanía de los países, éticas y morales pudiéramos decir, que había para rechazar como rechazábamos y rechazó la comunidad internacional la injustificada invasión y ocupación de Kuwait.

Durante aproximadamente dos y media a tres horas pasados los saludos y amable atención de Sadam Hussein, y utilizando la traductora que él designó, aparte del que nos acompañaba a nosotros, después de comentar el contenido de la carta que él recibió y reafirmarle yo algunos aspectos, pasé a enumerarle, argumentándole los distintos puntos del guión que llevaba al efecto.

Al finalizar, el presidente Hussein indicó un receso y se retiró él y después algunos de sus colaboradores a un local aledaño, mientras que nosotros permanecimos en el salón por un espacio cercano a una hora. Al final del receso regresó Sadam Hussein; agradeció la información que se le brindó e hizo referencia a la fuerte reacción en apoyo a Iraq que habría en los países árabes si Estados Unidos le atacaba.

Le argumentamos y mencionamos las agrupaciones de tropas que los Estados Unidos habían ubicado en los alrededores, una poderosa flota naval con varios portaaviones, aviones de ataque en varios lugares cercanos, unidades de infantería, artillería, tanques, que totalizaban cerca de medio millón de hombres, información esta que de un modo u otro se había filtrado y era conocida. Le señalamos lo importante que era el consenso internacional que había logrado Estados Unidos para llevar adelante la acción y tenía la justificación legal para ejecutarlo en base a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Hasta las condiciones climatológicas próximas, favorables al desarrollo de las acciones les fueron señaladas al presidente Sadam Hussein con todas las recomendaciones propias del caso.

Le sugerimos dirigirse al secretario general de Naciones Unidas, Pérez de Cuéllar, a través de un mensaje directo, con el objeto de facilitarle una negociación sin los condicionamientos que estaba imponiendo Estados Unidos y le señalé, transmitiendo la idea del compañero Fidel, que cualquier respuesta debía responder a la necesidad de devolver de inmediato la soberanía a Kuwait y añadí de acuerdo con lo que tenía indicado, que la toma de una iniciativa por él a favor de la paz podía promover una acción de apoyo a la solución política y en contra de la guerra por parte del Movimiento de los No Alineados.

Incluso, hablamos de la posibilidad de que en la próxima reunión de los No Alineados, convocada para Ghana en África, tal vez podría lograrse un elemento de apoyo convocando a una reunión extraordinaria y por último lo alertábamos diciéndole que si había tenido el valor de firmar la paz con Irán, que era algo más difícil que evitar la guerra futura y lo había logrado, que era necesario salir de esa situación desventajosa que se había convertido en una trampa para Iraq; que para ello debía flexibilizar su posición y que en opinión de Fidel no había otra opción.

Le insistí en lo que se planteaba en uno de los párrafos de la carta de Fidel que reproduzco:

"En mi opinión, la guerra se desatará inexorablemente si Iraq no está dispuesta a lograr una solución política negociada sobre la base de retirarse de Kuwait. Esa guerra puede ser sumamente destructora para la región, y en especial, para Iraq, independientemente de la valentía con que el pueblo de Iraq esté dispuesto a luchar."

Actualmente tiene la responsabilidad de atención al deporte.

Efectivamente, tengo responsabilidades desde hace años con la atención al deporte en Cuba.

Antes de la Revolución, lo digo y se puede demostrar de modo convincente, en Cuba había deportistas individuales, pero no había un deporte al alcance del pueblo, estimulado y protegido por el Estado como un derecho de todos.

Antes de la Revolución, de 13 Juegos Olímpicos Cuba participó en siete y solo asistieron 114 atletas, entre ellos una mujer y obtuvieron 14 medallas de oro, muy merecidas, pero prácticamente con un solo atleta Ramón Fonst, que sentía y actuaba como patriota cubano aunque se entrenaba y vivía en el extranjero.

Después del triunfo de la Revolución de 12 Juegos Olímpicos celebrados hemos participado en 10 con 1 433 atletas, de ellos el 24% mujeres y hemos logrado 60 medallas de oro: véase la diferencia.

Hemos dejado de asistir a dos Juegos Olímpicos por justificados motivos de solidaridad.

La Revolución creó un organismo, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) que es el encargado de llevar adelante toda la labor en esa esfera.

En los planes de estudios del sistema educacional aparece la educación física y el deporte como una asignatura de carácter obligatorio. No se obliga a qué deporte o actividad física realice, pero sí de acuerdo con la vocación, actitud y posibilidades, ello constituye una asignatura más.

El deporte está por precepto institucional establecido como un derecho del pueblo y como tal se ejecuta.

El deporte para todos, cuyo 11no. Congreso Mundial se celebró en Cuba a finales de octubre y principio de noviembre del pasado año 2006, constituyó un reconocimiento y un ejemplo de lo que un pueblo pobre y bloqueado puede hacer en función del deporte, como una corroboración de lo que se ha logrado en el de alto rendimiento.

Se hacen ingentes esfuerzos; se forman decenas de miles de técnicos; se incita a todos a practicar deporte y educación física como un medio de salud, de sana recreación, de uso del tiempo libre, de desarrollar la voluntad, el espíritu, del esfuerzo y las buenas relaciones y la amistad entre todos los competidores.

La pirámide de alto rendimiento que se logra en base a la selección voluntaria de la práctica del deporte para todos y del desarrollo de las escuelas de iniciación deportiva, son un ejemplo y los juegos escolares que se celebran cada año después de finalizado el curso escolar, con la participación de todos los que tienen la calidad y aprobaron sus asignaturas del año, son la fuente de donde salen nuestros campeones, muchos de ellos reconocidos en el mundo entero por su integridad, juego limpio y patriotismo.

Con motivo de la excesiva comercialización, cuando el deporte ha dejado de ser de aficionados y el marketing desempeña un papel importante en las decisiones que se toman, el robo de talentos o sea, el robo del músculo, de los ricos contra los pobres, el doping como formas de engaño, llegando a constituir redes y los fraudes de diferente naturaleza, son motivo de profunda preocupación.

Cuba no permite y no alienta a que ningún extranjero defienda las heroicas banderas deportivas de la Patria, no se afilia a la comercialización galopante; no depende de las grandes transnacionales para financiar o apoyar su deporte y procura por todos los medios que el deporte cubano sea acreedor, como lo es, al creciente reconocimiento y sano orgullo que el pueblo manifiesta por sus glorias deportivas.

¿Cómo le dieron la noticia del ascenso a General de Brigada?

El viernes 12 de abril de 1996, en horas de la noche, avisaron a mi casa que estuviera en mi oficina localizable el día siguiente, a las 15:00 horas, que el Comandante en Jefe me llamaría.

Estuve pensando en todos los asuntos que atiendo, cuestiones pendientes y en otros aspectos y preparé los materiales que podían ser de interés para la citación de Fidel. El sábado 13 participaba en una reunión del compañero Carlos Lage, con los presidentes de los Consejos de la Administración de las provincias y otros dirigentes y en horas del mediodía me avisaron que el Comandante no me llamaría a las tres, sino que lo haría más tarde.

Ya casi al anochecer llamaron a Lage y me indicó que debíamos dirigirnos a la oficina del Comandante en Jefe en el otro piso y al verme recoger los papeles me dijo que no llevara nada, lo cual ciertamente me llamó la atención, pero sin imaginar los motivos de la citación.

Al llegar a la oficina del Comandante se encontraban, además, Raúl, Almeida, Ulises y Felipe Pérez, en fila y había un equipo de televisión, cuestión bastante extraña.

Me ordenaron pararme frente a ellos y Felipe leyó la orden de ascenso. El Comandante me entregó las insignias y me indicó permanecer en ese lugar.

También le confirieron la Orden Playa Girón.

Es cierto. Felipe leyó el Acuerdo del Consejo de Estado y el Comandante también me impuso la Orden.

¿En esos momentos qué pasó por su mente?

Como no estoy en servicio activo hace muchos años, no esperaba, ni pude imaginar que tal cosa aconteciera.

Ello significa un gran honor y ambas cosas en rápida sucesión, me produjeron un estado emocional, casi un bloqueo mental, una emoción que prácticamente no me permitía hablar.

Constituyen en realidad la más grande emoción, satisfacción, que un hecho de ese tipo puede proporcionar y también uno de los más grandes compromisos en mi ya no corta vida.

Tan grande era la emoción, que solo pude pronunciar más que unas pocas palabras de agradecimiento a Fidel y a Raúl por haberme permitido desde el año 1959 hasta ahora, sentirme realizado como hombre y como cubano, al tener la oportunidad de servir a la causa del pueblo y del socialismo.

La Orden Playa Girón la entiendo como recibida en nombre de los que lucharon en aquella jornada y particularmente de los que cayeron gloriosamente en la misma.

Al recibir esos dos honores y durante los momentos posteriores, cuando al hablar con los compañeros Fidel, Raúl y los otros, trajeron un uniforme completo con las insignias de General de Brigada y me indicaron ponérmelo, pasaban por mi mente, como una rápida sucesión de imágenes, el juicio ante un Consejo de Guerra en abril de 1956, donde fui enviado a prisión.

Recordaba la cárcel donde adquirí, en esos tres años, una gran experiencia e incorporé numerosos conocimientos y valores políticos y patrióticos; la salida de presidio, el apoyo y la confianza que depositaron en mí Fidel y Raúl, que me otorgaron funciones y autoridad en la vida militar y civil.

Como final de esa representación mental, Girón, la orden del Comandante en Jefe, su cumplimiento y la lucha, las complejidades y dificultades materiales de toda índole, los acontecimientos durante aquellos tres días, los caídos; la rendición, dispersión y huída de los apátridas que nos invadieron, pero sobre todo el espíritu patriótico de las milicias, de los cubanos, todos los que allí combatieron y la dirección continua, firme, exigente, meticulosa, del compañero Fidel, que nos permitió alcanzar la victoria.

Por último, venía a mi mente el compromiso con la Patria, con la Revolución, con Fidel y con Raúl, que es, si ello puede ser posible, cada vez mayor.

¿Qué sintió cuando le otorgaron el Título de "Héroe de la República de Cuba"?

El otorgamiento del Título "Héroe de la República de Cuba" el día 19 de abril del año 2001, conjuntamente con un grupo de compañeros, constituyó para mí una enorme sorpresa.

No lo supe hasta el momento de comenzar la ceremonia de entrega de condecoraciones, cuando el encargado de leer el Acuerdo del Consejo de Estado, el Secretario de ese organismo Dr. José Miyar Barrueco, leyó el documento donde aparecíamos varios compañeros. Es el honor más grande recibido en mi vida.

En Playa Girón, con motivo del Aniversario 40 de la victoria sobre los invasores, se otorgó a un grupo de diez compañeros. Fue un acto solemne en el que partimos de La Habana en helicóptero para el aniversario de la victoria y no fue hasta ya comenzada la ceremonia que nos enteramos de que éramos objeto de ese reconocimiento, a lo que después el compañero Fidel en la clausura del acto hizo referencia.

Son varias las ocasiones con motivo de reconocimientos, ascenso a General y Orden Playa Girón y el Título de Héroe de una profunda emoción y de sentirnos en el alma la reafirmación del compromiso que tenemos para con el pueblo, el Partido, Fidel y Raúl, para con la Patria misma.

¿Cómo se ven reflejadas en Fidel las características del gallego?

En su persistencia. En luchar hasta las últimas consecuencias por una causa considerada justa.

Unido a eso, en su talento, habilidad, espíritu de sacrificio y generosidad, están plenamente reflejadas las características del gallego en Fidel.

Estar durante más de un tercio de siglo al lado de Fidel, ¿qué ha significado para usted?

Una enseñanza constante. El privilegio de estar al lado del estadista más grande de la etapa contemporánea, el orgullo de ser cubano y poder servir a la Revolución, ha sido la culminación de mi vida.

Haber podido estar estos años al lado de Fidel es la mayor enseñanza y gloria a que podía aspirar en mi vida. Nunca soñé con nada igual.
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Diario Granma - Cuba/20/10/2007

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