24/10/07

Un premio africano para Africa


Javier Farje
BBC Mundo

El Premio al Liderazgo, una especie de Premio Nobel para dirigentes africanos, ha sido concedido al ex presidente de Mozambique, Joaquim Chissano.
Se trata de la primera edición de un galardón de US$5.000,000 entregado por el empresario sudanés Mo Ibrahim.
A juzgar por la trayectoria del ex mandatario mozambiqueño, no resulta extraño que ese premio vaya a quien personifica una buena noticia salida de Africa.
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El ex presidente de Mozambique, Joaquim Chissano logró la estabilidad en su país.




Joaquim Chissano era un dirigente independentista muy joven, cuando se sentó a la mesa de negociaciones, en 1974, para negociar con Portugal la independencia de Mozambique.
Los militares portugueses de izquierda que derrocaron la dictadura de Salazar desde un cuartel vetusto de Lisboa decidieron que a su país no se le había perdido nada en Angola y Mozambique y que era tiempo de negociar una independencia inevitable.
Joaquim Chissano, que se educó en Francia, era un africano cosmopolita que había servido en el gobierno de Tanzania
Años después, renunció a la comodidad relativa de Dar El Salaam para irse a Moscú, para entrenarse como guerrillero e integrarse al Frente de Liberación de Mozambique, el FRELIMO.
De manera que cuando el joven militante se convirtió, a los 35 años, en primer ministro del gobierno de transición, pasó a ser un elemento clave en la creación de la república independiente.
Cuando Mozambique se emancipó formalmente, en 1975, Chissano se hizo cargo de la política exterior de la joven nación.
Durante los turbulentos años de la post-independencia africana, Chissano fue un protagonista eficiente de acuerdos que no fueron populares, pero que salvaron vidas.
En 1984 formó parte del equipo del presidente Samora Machel que firmó un pacto con la Sudáfrica del apartheid.
Esto evitó que el régimen de segregación racial se constituyera en un enemigo poderoso.
Cuando Machel murió en un accidente de aviación en 1986, Joaquim Chissano asumió la presidencia de su país.
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Reformas
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El nuevo mandatario se quedó 16 años en el poder, antes de decidir, en 2002, que era tiempo de irse y dejar las riendas del país en otras manos.
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"Su decisión de no buscar un tercer mandato presidencial refuerza la madurez democrática de Mozambique y muestra que sus instituciones y el proceso democrático son más importantes que las personalidades"
Kofi Annan
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Su gestión estuvo llena de reformas que transformaron a Mozambique.
El FRELIMO renunció a su carácter Marxista-Leninista.
En 1990, el gobierno reformó la constitución, no para convertirla en un documento que justifique el carácter vitalicio del partido único, sino para instaurar la democracia multipartidaria.
Dos años después, Chissano firmó en Roma un acuerdo de paz con los rebeldes de la Resistencia Nacional Mozambiqueña, el RENAMO.
En 1994 y 1999, Joaquim Chissano fue limpiamente reelegido.
Chissano puso en marcha reformas económicas que sacaron a Mozambique del corsé centralista que había caracterizado al estado.
Durante su última etapa como presidente, el mandatario se tuvo que enfrentar a una serie de inundaciones que amenazaron con ahogar el progreso económico al que había llegado su vapuleado país.
En 2002, el ex guerrillero convertido en presidente anunció que no se presentaría como candidato, a pesar de tener el derecho constitucional de seguir postulando.
Poco después de dejar el cargo, Chissano aceptó de buena gana la decisión del nuevo gobierno de reducir en 60% la mansión de jubilación del político retirado.
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Premio
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Mo Ibrahim quiere que este premio sirva de incentivo para lograr el buen gobierno y la autosuficiencia en un continente trágicamente promisorio.
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"El millonario sudanés Mo Ibrahim instituyó un premio africano para africanos."
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África es vista por los escépticos como un gran territorio lleno de malas noticias, con gobiernos corruptos y permanentes, con pandemias que no son su culpa pero que no son bien combatidas, con recursos naturales que en lugar de alimentar, fomentan guerras y nutren las arcas ilegales de sus jefes.
Pero la vida de Joaquim Chissano contradice esos estereotipos dantescos que refuerzan los prejuicios e intentan legitimar la marginación.
"Su decisión de no buscar un tercer mandato presidencial refuerza la madurez democrática de Mozambique y muestra que sus instituciones y el proceso democrático son más importantes que las personalidades" dijo el ex secretario general de Naciones Unidas, el ghanés Kofi Annan.
Chissano salió del poder con la reputación intacta, sin cuentas bancarias clandestinas en algún banco suizo.
Aún cuando su hijo enfrenta acusaciones de corrupción, quienes conocen a Chissano aseguran que ello no tiene nada que ver con él.
Chissano es un negociador nato, y gracias a ello Mozambique vive un período de estabilidad envidiable.
"Chissano es un ejemplo vivo de cómo el poder no tiene que subírsele a la cabeza a nadie", dice Claire Soares en el diario británico The Independent.
Cuando se hizo el anuncio del galardón en Londres, Chissano se encontraba haciendo lo que le sale bien: negociando.
No estaba pegado a una línea telefónica esperando que alguien le diga que le tocó la medalla, o en algún balneario europeo.
Él está en el sur de Sudán, tratando de lograr un acuerdo entre el gobierno de Uganda y los rebeldes de Ejército de Resistencia del Señor.
Joaquim Chissano viene de esa Africa que no aparece en las primeras planas, pero que existe, con toda su fuerza y toda su esperanza.
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BBC Mundo - UK/24/10/2007

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