18/10/07

Uno de cada cuatro alemanes ve algo positivo en el Tercer Reich

Niñas de las juventudes hitlerianas, en una foto de excursión durante la época nazi
AP
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Algunos germanos señalan las autopistas y las ayudas a las madres como aspectos positivos del nazismo
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RAMIRO VILLAPADIERNA
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Berlín - No son ese 1 por ciento de nacionalistas, nostálgicos de la gran Alemania de Hitler, sino buena parte del común (un 25 por ciento) quienes estiman que no todo fue negativo durante los 13 años de nacional-socialismo: las autopistas, por las que aún hoy siguen circulando, o las ayudas a las madres y la política familiar.
Un 70 por ciento de los alemanes, sin embargo, no ve un solo rasgo positivo en aquel régimen que terminó hundiendo en un abismo a la nación más populosa de Europa. Un 5 por ciento dice «no saber», en la serie de encuestas del instituto sociológico Forsa para el semanario «Stern», que asumen un error de un 3 por ciento.
El caso de Eva Herman
Tal vez sea relevante que los dos ejemplos de políticas beneficiosas sugeridos por la mayoría sean los mismos que ha puesto en días pasados la conocida periodista expulsada de la televisión Eva Herman, que a sus contertulios resultó intolerable de escuchar. Posiblemente la televisión y el debate tengan su seguimiento entre el común.
La batería de encuestas de Forsa incluye otras de rango electoral que muestran a la Unión Democristiana en un 40 por ciento de apoyo y 15 puntos por delante de un partido Socialdemócrata (25 por ciento) en mínimos históricos, un declive de las opciones de izquierda y una mayoría insatisfecha con los partidos, con un 82 por ciento considerando inimaginable participar o colaborar con estos.
En los resultados adelantados por «Stern», las personas de mayor edad tienden a contemporizar más entre el drama y ciertas ventajas del III Reich: entre los de más de 60 años la proporción es de un 37 por ciento, lo que resulta sorprendente pues a 62 años de la aniquiladora derrota, quienes rondan entre los 65 y los 75 sólo pudieron ser unos niños hambrientos y traumatizados por la destrucción reportada por la ejecutoria de Hitler. El desglose de tal proporción indica una comprensión muy inferior (26 por ciento) en la antigua RFA occidental que entre los hijos de la Alemania socialista. Entre votantes de partidos las cifras son 28 por ciento de la CDU, 25 del SPD, 20 del FDP liberal y 7 por ciento tanto de verdes como de la Izquierda.
Entre los jóvenes, uno de cada cinco encuentra que, de algún modo, también tuvo que haber aspectos positivos. Menor condescendencia se da entre quienes suman entre 45 y 59 años: la generación del 68, o sus hermanos pequeños, que desencadenó una ola generacional de revisión antifascista del pasado de sus padres.
Pero los historiadores disputan, si no las obras públicas características de autarquías económicas, sí el mito de las autopistas alemanas: la envidiada red ya había sido planeada en los años 20 y tampoco puede recabar el éxito presupuesto en política laboral: el desarrollo viario apenas contribuyó a atajar el monumental desempleo por el colapso económico mundial, más bien habría sido pagado con el ahorro de los seguros laborales de los trabajadores. Y pese a la visibilidad y respetabilidad de la familia y las madres, tampoco los historiadores conceden crédito a políticas familiares de orden nacional y socialista, esto es, menos humanistas que simple beneficio económico y patriótico.
Si maternidad y sanidad infantil resultaron económicamente apoyadas, las familias mixtas con no arios fueron prohibidas y forzadas a la clandestinidad y el exilio, y mujeres y niños catalogados como «de poco valor» -o incluso «vidas inservibles»- fueron, ellas esterilizadas forzosamente, y ellos sujetos del programa T4 de eutanasia de «no aptos».

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ABC - España/18/10/2007

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