Mapuche será primer indígena beatificado de Argentina
BUENOS AIRES (AP) - Ceferino Namuncurá, hijo de un legendario cacique mapuche y una cautiva chilena que con su carisma conmovió a un papa y que un siglo después de su muerte es venerado por miles, será el primer indígena de Argentina beatificado el domingo en una ceremonia sin precedente en el país.
Un milagro que se le atribuye le permitirá alcanzar el primer paso en el camino a la santidad.
Ceferino Namuncurá (1886-1905), que despertó a la vocación religiosa en un colegio salesiano donde fue compañero del legendario Carlos Gardel, será declarado beato en su pueblo natal de Chimpay, en el corazón de la Patagonia. Allí se esperan a más de 100.000 fieles y acudirán altas autoridades del gobierno y el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone.
Su caso marca una continuidad de la política de la Santa Sede de consagrar beatos y santos laicos iniciada durante el pontificado de Juan Pablo II y también responde al tardío reconocimiento por parte de la Iglesia de la cultura y valores de los pueblos originarios de América Latina. Recién en 2002 fue canonizado en México Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el primer santo indígena.
De tez mate, pelo negro azabache, baja estatura y mirada pacífica, según las fotos de la época, luego convertidas en estampitas de culto, Ceferino es considerado el primer "varón beato totalmente argentino" puesto que sus antecesores Artémides Zatti nació en Italia, mientras que Héctor Valdivielso, el único santo del país, vivió en España la mayor parte de su vida.
"Ceferino como hacer no hizo cosas excesivas. Lo más grandioso es cómo encaró los desafíos de su vida. De joven se propuso ideales muy nobles. Lo más destacado de su vida es que siendo un verdadero cristiano nunca dejó de ser mapuche", contó a AP el padre Vicente Juan Tirabasso, inspector provincial salesiano de la Patagonia.
Pero el anuncio de su beatificación también ha generado rechazos en un sector de la comunidad mapuche, que la considera "un acto de avasallamiento cultural".
"A nosotros nos parece que esta decisión beatificar a Ceferino, hijo de Manuel Namuncurá, héroe de la resistencia mapuche, es una verdadera ofensa a la historia y a la memoria de nuestro pueblo. Fue entregado para ser convertido al cristianismo, lejos de su comunidad y su pueblo. Su beatificación despierta toda esa memoria de mucho dolor", aseguró a AP Jorge Nahuel, portavoz de la Coordinación de Organizaciones Mapuche (COM) de Neuquén.
"La Iglesia salesiana era la herramienta que necesitaba el Estado que invadió territorio mapuche y lo cumplió a la perfección", agregó.
La "Campaña del desierto", un plan de exterminio de los indígenas llevado adelante a fines del siglo XIX por distintos gobiernos con el objetivo de conquistar sus territorios, se aprestaba a dar su golpe final contra los mapuches, cuyos dominios se extendían en el sur de Argentina y Chile, cuando nació Ceferino, hijo del cacique Manuel Namuncurá y la cautiva chilena Rosario Burgos.
La historia oficial cuenta que Ceferino, al ver la situación de marginalidad y miseria de su pueblo tras la capitulación ante las fuerzas militares, le pidió a su padre que lo llevase a Buenos Aires para poder estudiar y así "serle útil a su raza". Ayudado por los salesianos, de fuerte presencia en esa zona, dejó su pueblo y cursó los estudios en el colegio Pío IX, del que también era alumno por esa época Carlos Gardel.
Pese a las dificultades del idioma y a una salud deteriorada por la tuberculosis, superó el primer nivel de enseñanza y luego inició los estudios sacerdotales. Destacado seminarista, fue enviado a Roma a perfeccionarse.
Un año antes de su muerte fue recibido por el Papa Pío X, quien nunca antes había conocido a un mapuche, además hijo de un gran cacique, y quedó maravillado con ese joven que tan bien dominaba el italiano. Al relatar en una carta el encuentro, Ceferino escribió: "El Santo Padre ¡con qué atención, amor y afabilidad me escuchaba! Cuando me arrodillé para pedir la bendición sobre mi persona, familia y para los indios de la Patagonia las lágrimas saltaban a mis ojos".
Murió en Roma y casi 20 años después trasladaron los restos a su tierra. En 1972 el Sumo Pontífice lo declaró "venerable", pero para avanzar en su beatificación debía constatarse previamente un milagro. Este ocurrió en 2000 y fue el caso de una mujer devota de Ceferino que se curó de un cáncer de útero terminal y luego dio a luz.
En julio de este año, el papa Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación.
"Yo no sé si fue un milagro o la acción de los salesianos que cuando se mueven lo hacen con todo. Fueron ellos los que divulgaron a Ceferino", explicó el periodista Pedro Siwak, especializado en temas religiosos.
Fue precisamente esta orden la que más peleó ante las autoridades eclesiásticas para que la beatificación del aborigen fuese en Chimpay, un pequeño poblado de 5.000 habitantes en la provincia de Río Negro, conmovido por albergar la primera ceremonia de este tipo en suelo argentino. Tradicionalmente tenían lugar en Roma, pero por un cambio de política de Benedicto XVI ahora pasaron a realizarse en el lugar de origen de los agraciados
Un milagro que se le atribuye le permitirá alcanzar el primer paso en el camino a la santidad.
Ceferino Namuncurá (1886-1905), que despertó a la vocación religiosa en un colegio salesiano donde fue compañero del legendario Carlos Gardel, será declarado beato en su pueblo natal de Chimpay, en el corazón de la Patagonia. Allí se esperan a más de 100.000 fieles y acudirán altas autoridades del gobierno y el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone.
Su caso marca una continuidad de la política de la Santa Sede de consagrar beatos y santos laicos iniciada durante el pontificado de Juan Pablo II y también responde al tardío reconocimiento por parte de la Iglesia de la cultura y valores de los pueblos originarios de América Latina. Recién en 2002 fue canonizado en México Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el primer santo indígena.
De tez mate, pelo negro azabache, baja estatura y mirada pacífica, según las fotos de la época, luego convertidas en estampitas de culto, Ceferino es considerado el primer "varón beato totalmente argentino" puesto que sus antecesores Artémides Zatti nació en Italia, mientras que Héctor Valdivielso, el único santo del país, vivió en España la mayor parte de su vida.
"Ceferino como hacer no hizo cosas excesivas. Lo más grandioso es cómo encaró los desafíos de su vida. De joven se propuso ideales muy nobles. Lo más destacado de su vida es que siendo un verdadero cristiano nunca dejó de ser mapuche", contó a AP el padre Vicente Juan Tirabasso, inspector provincial salesiano de la Patagonia.
Pero el anuncio de su beatificación también ha generado rechazos en un sector de la comunidad mapuche, que la considera "un acto de avasallamiento cultural".
"A nosotros nos parece que esta decisión beatificar a Ceferino, hijo de Manuel Namuncurá, héroe de la resistencia mapuche, es una verdadera ofensa a la historia y a la memoria de nuestro pueblo. Fue entregado para ser convertido al cristianismo, lejos de su comunidad y su pueblo. Su beatificación despierta toda esa memoria de mucho dolor", aseguró a AP Jorge Nahuel, portavoz de la Coordinación de Organizaciones Mapuche (COM) de Neuquén.
"La Iglesia salesiana era la herramienta que necesitaba el Estado que invadió territorio mapuche y lo cumplió a la perfección", agregó.
La "Campaña del desierto", un plan de exterminio de los indígenas llevado adelante a fines del siglo XIX por distintos gobiernos con el objetivo de conquistar sus territorios, se aprestaba a dar su golpe final contra los mapuches, cuyos dominios se extendían en el sur de Argentina y Chile, cuando nació Ceferino, hijo del cacique Manuel Namuncurá y la cautiva chilena Rosario Burgos.
La historia oficial cuenta que Ceferino, al ver la situación de marginalidad y miseria de su pueblo tras la capitulación ante las fuerzas militares, le pidió a su padre que lo llevase a Buenos Aires para poder estudiar y así "serle útil a su raza". Ayudado por los salesianos, de fuerte presencia en esa zona, dejó su pueblo y cursó los estudios en el colegio Pío IX, del que también era alumno por esa época Carlos Gardel.
Pese a las dificultades del idioma y a una salud deteriorada por la tuberculosis, superó el primer nivel de enseñanza y luego inició los estudios sacerdotales. Destacado seminarista, fue enviado a Roma a perfeccionarse.
Un año antes de su muerte fue recibido por el Papa Pío X, quien nunca antes había conocido a un mapuche, además hijo de un gran cacique, y quedó maravillado con ese joven que tan bien dominaba el italiano. Al relatar en una carta el encuentro, Ceferino escribió: "El Santo Padre ¡con qué atención, amor y afabilidad me escuchaba! Cuando me arrodillé para pedir la bendición sobre mi persona, familia y para los indios de la Patagonia las lágrimas saltaban a mis ojos".
Murió en Roma y casi 20 años después trasladaron los restos a su tierra. En 1972 el Sumo Pontífice lo declaró "venerable", pero para avanzar en su beatificación debía constatarse previamente un milagro. Este ocurrió en 2000 y fue el caso de una mujer devota de Ceferino que se curó de un cáncer de útero terminal y luego dio a luz.
En julio de este año, el papa Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación.
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Univisión - USA/09/11/2007
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