29/11/07

Propósito de Annapolis: aislar a Irán y dejar legado de Bush

El director del Centro Saban para Medio Oriente de la Institución Brookings de Washington, Hady Amr, dijo que “si fuera un apostador en Las Vegas, diría que las posibilidades de un acuerdo son de 100 a 1″.
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Washington.- La Conferencia de Annapolis que cerró hoy es parte de una pinza política y diplomática del presidente George W. Bush para dejar un legado sobre Medio Oriente al tiempo de aislar a Irán como actor regional clave, coincidieron hoy expertos.
Pero también vieron pocas posibilidades de un acuerdo de paz bajo el calendario fijado para fines de 2008, en parte por la “debilidad” política de Bush, del primer ministro israelí Ehud Olmert y del presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas.
“Es cierto que de una crisis puede surgir una oportunidad y los tres son tan débiles que necesitan algo para avanzar”, dijo el director del Centro Saban para Medio Oriente de la Institución Brookings de Washington, Hady Amr.
Pero acotó que “si fuera un apostador en Las Vegas, diría que las posibilidades de un acuerdo son de 100 a 1″.
Amr, entrevistado vía telefónica en Qatar donde se encuentra, sostuvo que los fracasos de la administración Bush en Medio Oriente han sido sucesivos –Irak, Líbano— por lo que desea dejar a la región bajo una buena luz, y presionar a Irán, visto con temor por los países árabes.
Para los expertos el saliente presidente Bush carece de futuro político (”lame duck”), Olmert enfrenta problemas por una investigación de corrupción y Abbas carece de control real de la Franja de Gaza tras el triunfo electoral de Hamas en enero de 2006.
Phyllis Bennis, experta en Medio Oriente del Instituto de Estudios Políticos de Washington, coincidió en que Annapolis puede pasar a la historia como una simple “oportunidad de fotografía”, para corregir el legado político de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice.
“Además es claro que Irán es el único país capaz de desafiar el dominio de Estados Unidos en Medio Oriente”, dijo. “Y todos los países árabes respaldados por Estados Unidos siempre han estados preocupados por Irán”, acotó.
Precisamente el movimiento fundamentalista Hamas, considerado terrorista por Washington, e Irán, fueron vistos como los grandes ausentes de la cita regional a pesar de que contó con una inédita presencia internacional, incluidas 16 delegaciones árabes.
En privado, un asesor de la ANP compartió su impresión de que la presencia sin precedentes de países árabes obedecía precisamente a lo que perciben como la necesidad de una conjunción de esfuerzos con Washington para contrarrestar a Irán.
La Casa Blanca buscó de hecho minimizar la relevancia de la presencia o ausencia iraní en Annapolis. “Irán decidió aislarse por si solo. Por sus palabras y sus acciones, continúan. aislándose más del resto del mundo”, dijo a su vez la portavoz presidencial Dana Perino.
Una reacción similar provino del departamento de Estado en relación con Hamas. “Creo que Hezbollah y Hamas parecen ser los únicos que no están satisfechos o impresionados con los logros en Annapolis”, ironizó el secretario de Estado Adjunto, Sean McCormack.
Pero Haim Malka, subdirector del programa de Medio Oriente del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) en Washington, señaló que es importante la inclusión de Hamas porque hay evidencia de que está dispuesto a negociar con Israel una tregua de largo plazo.
“El tiempo para lograr una tregua se está terminando. La línea dura dentro de Hamas está a la ofensiva. Y a pesar del control de Hamas en Gaza y el creciente resentimiento, el movimiento sigue siendo fuerte”, advirtió Malka en un análisis separado.
Los expertos coincidieron en que, en todo caso, la eventual sinceridad de la administración Bush en lograr la meta declarada de un Estado palestino independiente, dependerá del capital político que destine el presidente en sus 13 meses restantes de mandato.
Hasta el momento el capital político de Bush se ha dedicado a Israel, sostuvo Bennis en alusión a los más de tres mil millones de dólares anuales de ayuda económica estadunidense que le ha destinado desde 1985, además del nuevo plan de apoyo por 30 mil millones de dólares.
Amr, ex funcionario en la administración Clinton, sostuvo que no duda de la sinceridad del gobierno Bush para lograr avances tangibles en la paz en Medio Oriente, pero apuntó que el capital político que puede destinar el presidente es limitado.
Ambos coincidieron en que el relanzamiento del proceso de paz, después de siete años de estancamiento durante la administración Bush, no parece estar conectado de manera alguna a las elecciones presidenciales del 2008.
“Realmente no creo que sea parte del proceso 2008. Bush no puede volver a ser presidente, Jeb (Bush) no busca la presidencia, Dick Cheney no quiere lanzarse, tampoco Condoleezza Rice. Nadie compite. Además Bush no parece apoyar a nadie”, señaló Amr./Notimex
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Milenio - Mexico/29/11/2007

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