10/1/08

Alemania-Polonia: el gobierno de Tusk presagia una distensión en la relación entre Berlín y Varsovia

La llegada al poder de Donald Tusk en Polonia ha sido recibida con optimismo desde Alemania. Aunque todavía quedan por resolver muchas cuestiones entre los dos países, la cordialidad de Donald Tusk y el interés que el gobierno alemán ha demostrado hacia Polonia hacen pensar en un acercamiento entre ambos. Para Berlín y Varsovia la convergencia significa una oportunidad. Mejorar y amplificar su política exterior hacia el Este y fortalecer su propia posición en Europa, sería ventajoso también para la Unión Europea a nivel internacional.
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Vera Ragone
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El nuevo gobierno polaco y las cuestiones pendientes con Alemania
El cambio de color del gobierno polaco inaugura un periodo de diálogo notablemente más cordial entre Varsovia y Berlín. Donald Tusk es el representante de una mayoría que vive en las ciudades, en las regiones fronterizas con Alemania y fuera del país. La victoria de Tusk se debe al electorado que está en permanente contacto con Alemania, lejos de la posición conservadora de Kaczynski, que no se deja seducir por los discursos populistas y nacionalistas. La imagen de la amenaza alemana se hace menos creíble y, sobretodo, pierde efecto a nivel nacional. A nivel internacional, todas las premisas indican que las relaciones diplomáticas pueden ser ventajosas para ambas partes y además existe la voluntad para superar las heridas históricas todavía abiertas.Este ambiente cordial es sólo el preludio de un acercamiento entre los dos países. Pero en la política exterior polaca hay ciertas cuestiones inamovibles que Tusk pretende mantener en la agenda. En primer lugar, las cuestiones de carácter histórico sobre las que discrepan; la demanda de reparar el daño causado por el Preuβische Treuhand y la construcción de un centro conmemorativo en honor los refugiados del siglo XX.El Preuβische Treuhand nace en el 2000 con el objetivo de solicitar una indemnización al gobierno de Polonia por las expropiaciones sufridas durante la Segunda Guerra Mundial, tras la incorporación de los territorios orientales al Tercer Reich (Pomerania, Slesia y Prusia Oriental). En 2006 esta causa se presentó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El gobierno alemán, ya en 2003, se distanció considerando que las expropiaciones eran ajustes de guerra . A su vez, Angela Merkel se desentendió de tal petición negando el apoyo a esta sociedad. A pesar de la distancia del gobierno alemán y la resolución dictada por el parlamento polaco “sobre los derechos de Polonia como compensaciones de guerra y sobre la ilegitimidad de las peticiones alemanas ante Polonia” en 2004, no fueron suficientes para cerrar la cuestión. Durante la última visita del primer ministro Kaczynski, éste pidió a la Canciller Merkel cancelar las demandas de indemnización por parte de ambos países. El rechazo de la Canciller alemana se debe a la negación del gobierno alemán de reconocer la legitimidad de tales peticiones. Por eso, un acuerdo para cancelar las peticiones habría dado prestigio diplomático al ex jefe de gobierno polaco, promotor de una política que Berlín desaprobaba. Donald Tusk no ha querido descartar esta cuestión de la agenda. La posición del Primer Ministro es la de efectuar las demandas de indemnización al propio gobierno alemán. Por otra parte, la posición de la Canciller alemana es irreversible.Otra cuestión delicada es la creación en Berlín de un centro conmemorativo para los alemanes expulsados de Polonia y de la República Checa. El Proyecto lo encabeza la parlamentaria Erika Steinbach (CDU), presidenta de la federación de alemanes expulsados. Varsovia teme que la creación de este centro sea una excusa para reescribir la historia de la segunda Guerra Mundial y mostrar a Alemania como una víctima más que como un verdugo. Donald Tusk, en cambio, pretende fundar un museo sobre la Segunda Guerra Mundial en Danzica. Después del encuentro entre Merkel y Tusk a principios de diciembre, la construcción del centro conmemorativo berlinés ha sido suspendida temporalmente. Mientras que una delegación alemana ofrecerá ayuda para la creación del museo en Danzica. Las cuestiones abiertas sobre el pasado histórico son delicadas y se presentan como interrogantes de identidad en el seno de ambos países. Pero en las percepciones de Kaczynski y Tusk se observa una clara diferencia. Si el primero se esforzaba en definir la amenaza alemana, el segundo expone estos argumentos en un ambiente de negociación intentando buscar un acuerdo. Seguramente, haciendo algunas concesiones para crear un nuevo escenario que ofrezca ventajas y oportunidades.Bajo el perfil de la seguridad energética es fundamental la cuestión de la construcción del gaseoducto en el mar Báltico, que para Polonia significa un aumento de la vulnerabilidad energética. El gaseoducto, que une el puerto de Wyborg, cerca de San Petersburgo, con Greifswald en Alemania, evita pasar por Polonia y por los estados Bálticos. El ex Ministro de Defensa y ahora actual Ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sirkoski, comparó a esta nueva linea de abastecimiento con el pacto Ribbentrop-Molotov. Una comparación histórica exagerada, considerando que el pacto entre la Alemania nazi y la Unión Sovietica marcó la división secreta de las zonas de influencia en la Europa centro-oriental. Pero, a pesar de ser una comparación desproporcionada, demuestra la irritación de los polacos por quedar excluidos de los acuerdos ruso-alemanes, ya que Alemania no tomó en consideración a Polonia como interlocutor político. Según las declaraciones del primer ministro Tusk, el gaseoducto del mar Báltico es una herencia inoportuna del gobierno de Schröder, pero que puede gestionarse adecuadamente si se crean estrategias y rutas de unión energética, coordinándose con la Canciller Angela Merkel. De esta manera Tusk pretende luchar por los intereses de Polonia, representando el papel de interlocutor político a tener en cuenta. Berlín parece preparado para sacar provecho de la línea preferencial con Rusia, para generar, a su vez, ventajas a su vecino oriental.La línea política de Tusk se centra en obtener ventajas políticas y mejorar su posición en Europa, preconizando el abandono de la política de “juego de suma cero” que utilizaba Kaczinski. Por otro lado, la Canciller Angela Merkel parece cada vez más interesada en Polonia. Al distanciamiento que se registró durante el periodo Kaczynski, le sucede ahora un periodo caracterizado por la imposibilidad de obtener más ventajas recíprocas, ya que, a estas alturas, se han cumplido todas las expectativas existentes entre ambos países. Polonia ha sido capaz de entrar en la OTAN en 1999 y en la UE en 2004 y Alemania ha conseguido hacer más estable a su vecino oriental. Actualmente las relaciones germano-polacas parecen converger en una política destinada a impulsar los intereses comunes. Aunque ha sido el gobierno de Tusk el que ha hecho posible esta convergencia, también es verdad que ha sido Alemania la que se ha abierto hacia Polonia. El ministro de asuntos exteriores Steinmeier se ha tomado muy en serio impulsar de nuevo el Triángulo Weimariano, creado en 1991 para mejorar el control y la coordinación entre las líneas de política exterior alemana, polaca y francesa. Así, la idea de instituir un centro de encuentro germano-polaco parece cada día una realidad más cercana.
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El escenario internacional y las perspectivas de cooperación
El primer ministro Donald Tusk ha admitido que las visitas más importantes de su mandato serán Bruselas, Moscú y Washington. Esta línea se da por descontada a causa del peso y del papel de los actores sobre la escena internacional. Resulta interesante observar como Polonia se está preparando para estos encuentros. El giro polaco sobre algunos temas fundamentales en las relaciones con los grandes, constituye un indicio de la aproximación que realizará Varsovia hacia Berlín. En primer lugar, se encuentra la retirada del veto polaco de las relaciones entre la Unión Europea y Rusia, con la consiguiente retirada rusa del embargo comercial sobre la carne polaca. En segundo lugar, el anuncio de la retirada de las tropas de Irak. La suavización de la política exterior de Tusk, decididamente menos pro-americana y más anti-rusa, es la premisa para una mayor cooperación con Alemania dentro del marco de la Unión Europea. Queda aún en el aire la cuestión del escudo antimisiles estadounidense, punto débil de la política de seguridad europea, sobre el cual Alemania siempre se ha mostrado escéptica, insistiendo en la necesidad de implicar a Rusia en mayor medida.Por otro lado, las oportunidades de colaboración que se perfilan entre ambos países están bien delineadas. En primer lugar, se encuentra el ingreso de Polonia en el área Schengen, que tuvo lugar el mes pasado. La cooperación para el desarrollo de una política de seguridad en las fronteras constituye, por tanto, una oportunidad para sincronizar las propias fuerzas. También resulta fundamental la visión que ambos países tienen del Este. El activismo político en Ucrania y en Bielorrusia, debido a su proximidad histórica y estratégica, en el marco de la Unión Europea puede ser ampliado y potenciado por el apoyo y la financiación de Alemania. Para Polonia y Alemania crear objetivos comunes hacia los vecinos del este significa evitar una dispersión de fuerzas, lo que constituiría una ventaja cualitativa también para la política exterior de la UE. La premisa para una mayor cooperación sigue siendo la confianza mutua. Desde este punto de vista, las cuestiones abiertas sobre el pasado histórico entre los dos países representan un óptimo campo para el ejercicio del diálogo.
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Conclusiones
Los cambios emprendidos por el Gobierno de Tusk y la positiva acogida alemana constituyen la premisa para una más amplia cooperación político-diplomática entre Varsovia y Berlín. El buen resultado de esta aproximación dependerá en gran medida de que Merkel sea capaz de contener las voces que, dentro de su propia formación, piden la expulsión de Polonia. Asimismo, dependerá también de la forma en la que se desarrolle la política energética. La realineación pro-Unión Europea del Gobierno de Tusk, concretiza los objetivos comunes con Alemania dentro de la Unión Europea. Si bien muchos de los temas Kaczynski permanecen a la orden del día, el contexto de las relaciones entre los dos países asume tonos y objetivos diferentes.
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Traducción de Laura Casas.
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Equilibri.net - Italy/10/01/2008

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