27/2/08

Qué hay detrás de la independencia de Kosovo

27/02/2008
Opinión
VICKY PELÁEZ
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"La verdad no deja de serla aunque es ignorada".
Aldous Huxley
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La secesión de Kosovo de la República de Serbia, orquestada por los Estados Unidos con la aprobación de la mayoría de los dóciles miembros de la Unión Europea, representa un duro golpe al ya precario equilibrio universal.
La Carta de las Naciones Unidas, las Resoluciones del Consejo de Seguridad, el Acta Final de la Conferencia Sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (Helsinki, 1975) que reconoció la inviolabilidad de las fronteras, y las principales leyes internacionales, todo fue tirado a la basura, primero, por Bill Clinton y finalmente, por George W. Bush. Les tomó solamente 10 años desmantelar el sistema de leyes universales que costó crear más de dos mil años a la humanidad.
Los que creen que el sistema capitalista está dominado por las leyes del mercado que rechazan toda planificación, están equivocados. La destrucción y la balcanización de la República Federal Yugoslava fue ordenada por Bill Clinton con el propósito de desmantelar un estado fuerte que se oponía a la expansión norteamericana en los Balcanes, en su lenta marcha hacia Rusia. En aquella época, el presidente de Rusia Boris Yeltsin no se percató que la consigna principal de la guerra contra Yugoslavia de su amigo Bill era: "Hoy Yugoslavia y Después Rusia". Así, embriagado con la supuesta amistad del Gran Patrón, Yeltsin traicionó a sus hermanos eslavos serbios. La República Federal de Yugoslavia fue fragmentada y desapareció.
Pero Kosovo, donde los albaneses con el pasar del tiempo se convirtieron en la mayoría de sus dos millones de habitantes y los serbios en minoría, seguía siendo una región de la República de Serbia aunque bajo el control de Naciones Unidas. La tragedia de Kosovo comienza cuando el especulador financiero George Soros decide apoderarse de uno de los más grandes complejos de minas de oro y plata en el mundo, Trepca, cuyo valor supera cinco mil millones de dólares.
Entonces, acusó a Serbia a ser un Estado cerrado que violaba las leyes del medio ambiente y exigió a la OTAN y la ONU tomar el control del yacimiento de los serbios y privatizarlo. Y así fue hecho. Con 50 millones de dólares Soros se convirtió en uno de los accionistas mayoritarios y la OTAN, mejor dicho Estados Unidos, construyó en la zona una de las más grandes bases militares en el mundo, "Camp Bondsteel". No solamente el oro negro requiere de las bases norteamericanas, el amarillo, también.
Para que Serbia nunca resurja, se tomó la decisión de darle la independencia a Kosovo. Con el dinero de Estados Unidos crearon el Partido Demócrata y designaron como líder al albanés kosovar, Hashim Thaci, el ex protegido de Madeleine Albright y posteriormente del que es actual embajador norteamericano en Bolivia, Philip S. Goldberg quien está ocupadísimo hoy en azuzar las autonomías regionales en el país de Evo Morales. Con la independencia de Kosovo, el ex comandante Thaci, alias "Serpiente", pasó de ser acusado como criminal de guerra y padrino narcotraficante que controlaba el 15 % del negocio ilícito en la región, a ser primer ministro del protectorado de Kosovo.
Aunque Naciones Unidas no la reconoce y con ella muchos países, la independencia de Kosovo abre una caja de Pandora y da estímulo a todos los movimientos separatistas del mundo. Con esta premisa, aquí en los Estados Unidos, Puerto Rico tiene todo el derecho de reclamar su independencia y ni que decir de los Lakota Sioux que ya se declararon libres de los EE.UU. En Europa, los paisanos de Napoleón, los corsos, quieren separarse de Francia, los vascos y catalanes de España. Bélgica podría dividirse en cualquier momento en dos estados, separándose los flamencos de los valones. La minoría turca quiere separarse de Grecia, la húngara de Rumania y la minoría turca de Bulgaria.
Está claro que los Estados Unidos tiene el plan de crear caos para controlar el mundo, pero está olvidando el viejo dicho: "el que siembra vientos cosecha tempestades".Vicky.pelaez@eldiariony.com

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