25/7/08

Armas biológicas: riesgos, nuevas amenazas e instrumentos de prevención

¿Dónde están las armas biológicas del siglo XXI?, ¿quien podría usarlas y cuáles son sus peligros? Las normas internacionales de armas de control y los otros instrumentos multilaterales; los programas militares nacionales y el bioterrorismo; valoración de los riesgos entre antiguos miedos y nuevas amenazas; los instrumentos integrados de prevención y de acercamientos necesarios.
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Giulio Mancini e Lucilla Tempesti
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Normas internacionales, programas nacionales y bioterrorismo
El protocolo de Ginebra de 1925 prohíbe el uso en guerra de armas químicas y biológicas. A pesar de esto, el siglo XX ha visto diversos ejemplos de uso de armas biológicas; el más relevante y documentado episodio fueron los ataques japoneses en China durante la segunda guerra mundial. Desde 1975 existe la Convención para la Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de Armas Bacteriológicas, Biológicas y de Toxinas, para su Completa distribución (BTWC), respecto a los que se han desmantelado los programas nacionales (como el el caso de Estados Unidos, Francia, Canadá, Reino Unido). En 1992 se desveló que la Unión Soviética, a pesar de haberse adherido a la Convención, se encontraba detrás de un vasto programa clandestino. En los años noventa fueron descubiertas producciones de armas biológicas, que se remontaban a 10 años atrás, también en Irak y en Sudáfrica. Estos son los únicos casos aclamados y comprobados.El otro peligro sobre el que se concentra la atención de la Comunidad Internacional es el uso del terrorismo de armas biológicas; el “bioterrorismo”, que presenta factores de riesgo alarmantes, como demuestran diversos episodios sucedidos en las últimas décadas. Debemos pensar en la contaminación por salmonela en los restaurantes de Oregón y en la operación de Rajneesh en 1984; en los intentos de la secta Aum Shinrikyo de expandir el antrax, el botulino y el ébola en Japón en la primera mitad de los años 90; en el caso relacionado con el envío de peste por correo por un extremista de derechas de los Estados Unidos en 1995; en las cartas de antrax en los Estados Unidos en 2001. Frente a tales acontecimientos, la Comunidad Internacional ha adoptado en los últimos años distintas iniciativas directamente relacionadas con el bioterrorismo y con las medidas relativas de prevención y gestión de emergencia, como la Resolución 1540 de 2004 del Consejo de Seguridad de la ONU, que obliga a los Estados a prevenir la compra de armas biológicas por parte de actores no estatales; las líneas de actuación y las actividades de coordinación sobre la prevención y respuesta de la Organización Mundial de la Salud, las actividades de entrenamiento, inteligencia y coordinación de la Interpol.
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Valoración de los riesgos y escenarios de ataque
La ingeniería genética y las nuevas tecnologías en el campo biológico contribuyen enormemente a mejorar la vida humana, pero hay graves preocupaciones por sus posibles fines no pacíficos. La prevención del uso de dichas tecnologías con fines ofensivos, en equilibrio con la necesidad de no obstaculizar el progreso científico, es uno de los desafíos urgentes. En primer lugar, en lo que se refiere a los agentes biológicos: las técnicas permiten crear nuevos agentes patógenos ad hoc, volviendo a crear virus ya erradicados y modificando los existentes convirtiéndolos en más resistentes a los antibióticos o a las vacunas, aumentando el poder virulento, de producción o de difusión. Mientras que en el pasado el potencial uso hostil de los agentes biológicos consistía en la simple difusión de “forma natural”, o tras estudios específicos sobre las condiciones óptimas de desarrollo e impacto, hoy el control sobre los procesos biológicos –que resuelve también la cuestión de la ausencia de control de las armas biológicas “naturales”- abre posibilidades virtualmente ilimitadas.Las posibles fuentes de peligro son dos: por una parte los programas nacionales, bien por desmantelamiento o por la seguridad aplicada en los laboratorios de investigación militar, o por el posible desarrollo de los nuevos programas de armas biológicas o por la existencia de laboratorios militares de biodefensa, u otras búsquedas civiles caracterizadas por un doble uso potencial. Ambas fuentes, aunque de manera distinta, están ligadas al peligro del bioterrorismo. En lo que se refiere a los antiguos programas militares de Estados adheridos a la BTWC, los países de la ex Unión Soviética ahora son los que poseen un mayor número de laboratorios y de almacenes con agentes patógenos peligrosos heredados por Biopreparat (la institución que se ocupa de la investigación militar de la URSS) o por el Ministerio de Defensa. Diversas asociaciones (GP) han invertido en el desmantelamiento y en la mejora de la seguridad de las armas de destrucción masiva de la ex URSS, pero han dedicado relativamente escasa atención a los arsenales biológicos. A pesar de todo, se ha realizado un incremento de la seguridad en los laboratorios y algunos se han orientado con éxito a la investigación pacifica, aunque todavía son potencialmente peligrosos.Por otra parte no se puede excluir el caso en el que un Estado desarrolla un programa militar; sin prever la Convención instrumentos de verificación sin ser organizaciones internacionales dedicadas a lo biológico (como por el contrario la IAEA para lo nuclear o la OPWC para las armas químicas), el control, se basa en la supervisión mutua entre estados y la confianza y la seguridad con Medidas de Fomento. Existen laboratorios militares de biodefensa destinados al estudio de vacunas para la prevención de posibles epidemias. Las tecnologías y disposición de tales laboratorios consistirían en producir armas altamente sofisticadas, pero hasta hace pocos años se aseguraba que este riesgo existía solo por algunos estados dotados de tecnologías más avanzadas (y con una experiencia pasada sobre la búsqueda biológica militar), ahora el argumento vale para casi todos los países. Otro tipo de factores de riesgo está representado por las investigaciones civiles con un posible doble uso. Los investigadores y los científicos tienen una escasa percepción de los posibles usos de sus investigaciones con fines bioterroristas. Desde principios de siglo se han verificado casos de investigaciones -a menudo publicadas en revistas especializadas y libremente accesibles- peligrosos por sus posibles usos no pacíficos. Un ejemplo interesante es la investigación publicada en Nature, en 2004, en la que un grupo de investigadores describía el procedimiento y los resultados conseguidos utilizando técnicas de reserva de ingeniería; este equipo había creado un virus similar al de la gripe española de 1918 (responsable de la más grave epidemia documentada de la historia), y habría descubierto las características determinantes de su excepcional virulencia. A pesar de todo, se les denegó la posibilidad de llevar a cabo experimentos sobre agentes altamente patógenos para el hombre, la cuestión es sobre todo la ausencia de precauciones en la difusión de los estudios. En otros episodios, han sido rechazadas publicaciones por revistas que siguen códigos de conducta incluyendo los de bioseguridad, de cuyos principios los investigadores no tuvieron conciencia. En lo que se refiere al bioterrorismo, se debemos mencionar cómo el uso de agentes biológicos tiene un fuerte atractivo para los potenciales terroristas: en primer lugar ofrece una excelente relación entre los costes, daños y la facilidad de hallazgos (se piensa, por el contrario en la dificultad de obtener uranio enriquecido o plutonio para un arma nuclear). Además, las características de acción invisible, indiscriminada e incontrolable del arma biológica son un excelente medio para provocar un fuerte efecto desestabilizador. Las dificultades en la prevención de acciones por parte de actores no estatales están amplificadas por el difícil control de los lugares de producción y depósito de agentes biológicos de alto peligro. A la hora de evaluar un riesgo e impacto de un ataque bioterrorista diversos aspectos deben ser considerados: la voluntad del actor es fundamental; las vulnerabilidades son altísimas, por el elevado número de lugares con material peligroso y la relativa facilidad de repetir o “fabricar” los agentes. Las consecuencias dependen del objetivo (el ganado, los cultivos, un individuo o un grupo reducido de personas o el número más alto posible de víctimas) y del tipo de ataque (muy estudiado o no a largo plazo, estudiado para masificar los efectos o poco organizado), pero pueden causar ingentes daños económicos, desestabilizar la sociedad, y provocar un número de víctimas similares a las de un ataque nuclear, pero con un gasto notablemente inferior. Estas características hacen del ataque terrorista con armas biológicas un riesgo con una alta probabilidad y de consecuencias muy graves.
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Nuevas perspectivas de prevención
Las armas biológicas necesitan una prevención particular respecto a otras armas de destrucción masiva, que difiere en buena parte de las armas nucleares y se parece al de las armas químicas solo en algunos elementos, como la educación. ¿Cuales son las soluciones ad hoc?La “web de prevención”. La imposibilidad de hallar con precisión los targets para la prevención requiere que se cree una estrecha integración entre diversos instrumentos de inteligencia, controles sobre las exportaciones y las importaciones, instrumentos internacionales de armas de control, programas nacionales de biodefensa, líneas de conducción de Seguridad de la Biotecnología. Acercamiento bottom-up y educación. Al acercamiento up-bottom, llevado a cabo por organizaciones institucionales y gubernamentales, es importante que nos aproximemos con un acercamiento de base. La colaboración de la comunidad científica es fundamental; el personal con acceso a material biológico de doble uso debe tenert conciencia del posible uso hostil de agentes e investigaciones, de las reglamentaciones nacionales y, más en general, de los principios de bioseguridad. De hecho, en la comunidad científica generalmente se difunden lo principios de biosafety (seguridad “pasiva” que incluye las mejores practicas en los laboratorios), pero no las de bioseguridad (concepto más amplio que conlleva la prevención de los daños causados por agentes biológicos, que comprende una especie de “responsabilidad colectiva”).La capacitación, la adopción de códigos de conducta y juramentos deontológicos son algunos de los instrumentos posibles. Un instrumento altamente eficaz sería la introducción de los principios de bioseguridad en los cursos de biología y biotecnología.
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Conclusiones
El riesgo de la utilización de los agentes patógenos, y en particular el bioterrorismo, presenta factores que son una amenaza real con potenciales consecuencias devastadoras. A pesar de esta realidad, las armas biológicas deben deshacerse del áurea de misterio e incertidumbre que las rodea respecto al temor provocado, y que influye con factores irracionales la valoración del riesgo. En los últimos años la atención ha crecido e importantes programas nacionales e internacionales de seguridad y de previsión han sido puestos en marcha. Esta evolución se ha realizado en parte como consecuencia de los ataques en los Estados Unidos en 2001, el caso más importante de bioterrorismo de los últimos años que aun así sólo causo 5 víctimas. Los instrumentos de prevención se están mejorando e integrando, aunque es indispensable el compromiso y la educación de la comunidad científica, sin la que es imposible una prevención eficaz de las armas biológicas y el bioterrorismo en el mundo contemporáneo. El objetivo final es alcanzar la sensibilización y una ética similar a la de los científicos nucleares con respecto a la bomba atómica: el desafío es lograrlo sin la necesidad de un Hiroshima biológico.
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Traducción de Diana Casal
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Equilibri.net - Italy/25/07/2008

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