4/7/08

"La crisis final del capitalismo":

Un libro que invita a la reflexión
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por Ernesto Carmona
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La aparición del libro "La Crisis Final del Capitalismo: el hombre y la máquina", del brasilero Sergio Bacchi, coincidió con un nuevo y sostenido desplome mundial de los mercados de valores, que el miércoles 2 de julio se repitió en todos los centros financieros del planeta. El mismo jueves 26, en que el autor dio a conocer su trabajo en el Círculo de Periodistas de Santiago, hubo también una caída brutal desde Nueva York a Shanghai, en toda Europa, Asia y América Latina, incluyendo Santiago de Chile. El libro de Bacchi no es un texto académico, sino un análisis muy fundado dirigido al grueso público. Su lanzamiento atrajo a un centenar de personas, la mayoría mayores de 50 años, que desafiaron el frío invernal a fin de participar activamente en el debate posterior a las exposiciones del autor; de la Presidenta del Círculo, María Verónica Martínez; del periodista Ernesto Carmona; y del estudiante de historia Francisco Plaza, joven comunista. El 70% de los asistentes adquirió un ejemplar del libro.Ese nuevo "día negro" para el capitalismo mundial, el petróleo crudo para entrega en agosto superó los 140 dólares por barril, mientras los "expertos vaticinaban que en pocas semanas llegaría a 170. Por añadidura, eso significa que el dòlar vale cada día menos perdiendo constantemente su valor frente al euro, el yen y otras monedas referenciales. Sólo en Chile y Argentina se ha revalorizado el dólar artificialmente, por decisión gubernamental, a costa de la devaluación de la moneda local. A contrapelo de las sacrosantas leyes de la "libertad de mercado", el Banco Central de Chile puso en marcha en abril un programa de compra de divisas estadounidenses en el mercado local de 50 millones a la semana, con un techo de 8.000 millones de dólares para todo lo que resta del 2008, a fin de forzar la devaluación de la moneda local, que algo más de 30 días ya ha perdido el 20% de su valor de cammbio frente al dólar. La explicación del gobierno y Banco Central y el discurso de los economistas sistémicos asegura que se trata de una "excelente medida muy sana para contener la inflación", que hoy se dió a conocer que alcanza a 9% anual. Con el alza del dólar sube todo mucho más, principalmente lis derivados del petróleo. Ya se disolvieron en la nada los 1.800 millones de dólares aportados por el gobierno a un fondo de estabilización de los precios de las gasolinas, kerosene y gasoil. Pero se apagaron los quejidos de "pobreza" de los exportadores. La intervención del mercado cambiario también existe en Argentina, con una bolsa de 12.000 millones de dólares destinados por el gobierno al mismo propósito.El libro de Bacchi y las noticias sobre la marcha de la economía indican que en todo el mundo está en crisis la civilización del automóvil y autopistas. El deterioro del modelo económico es un proceso que está en pleno desarrollo y va camino a convertir el viejo sueño del automóvil propio nada más que en un recuerdo."Un nuevo capitalismo está por nacer", escribió Mario Soares, hoy columnista de Inter Press Service (IPS), ex presidente y ex primer ministro de Portugal. "Hace unos días, en Portugal, España, Francia y en parte en Gran Bretaña se presentó un fenómeno nuevo que los diarios, impropiamente, denominaron huelga de camioneros. Impropiamente porque era más bien un lock-out, una paralización de actividades ordenada por patrones pequeños y grandes y no de los camioneros contra sus patrones, escribió Soares. Y nosotros, que vivimos en América Latina, tendríamos que agregar además de Chile –cuyo gobierno cedió ante los empresarios del transporte– y Argentina, donde el conflicto va en su cuarto mes, en tanto los medios de noticias como CNN, El Mercurio y, entre muchos otros, los enviados especiales de Televisión Nacional de Chile también llaman impropiamente "rebelión del campo" o "protesta campesina", ocultando que es un lock-out de la oligarquía agraria. La Televisión Nacional gastó dinero "de todos los chilenos" en enviar un equipo de periodistas a Buenos Aires, quienes al fin de cuentas no hicieron más que repetir la visión de CNN, El Mercurio, la televisión española y todo el entramado mediático mundial. Ese punto de vista domina en los canales de televisión abierta de Chile y toda América Latina. Y quienes pueden pagar el cable observan más de lo mismo a través del monopolio VTR, en el caso chileno, que se dispone a lanzar una versión chilena de la CNN, similar a las que ya existen en México, España y otros países. El lockout patronal argentino se parece demasiado al que los camioneros y sectores de la oligarquía financiera, latifundista, industrial, comercial y todos los monopolios chilenos y extranjeros le hicieron al presidente Salvador Allende.El portugués Soares asegura que "esta manifestación colectiva –de los camioneros, allá en Europa– no tuvo como origen la política de ninguno de los gobiernos de los países afectados sino que fue la consecuencia directa de una crisis múltiple, relacionada sobre todo con el encarecimiento energético y alimentario, además de otras causas, provenientes de Estados Unidos y de la globalización neoliberal anglosajona y especulativa que golpea al mundo y particularmente a una Europa carente de hidrocarburos. "Es claro –prosiguió Soares– que la crisis global no ha sido causada sólo por el encarecimiento del petróleo, el gas y los alimentos. Es también una crisis política, financiera, económica, social y ambiental. Es una crisis de civilización, estructural, tiene su epicentro en los Estados Unidos de George W. Bush, quien ya está en las postrimerías de su mandato y ya está haciendo sentir sus efectos en el resto del mundo. Y también llegará al Viejo Continente, como ya lo advierten las personas conscientes". El País de Cataluña dijo que "la crisis económica avanza a tal velocidad que las previsiones son más sombrías cada semana. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, asumió ayer que el año próximo la tasa de desempleo se acercará al 11%, la misma que encontró José Luis Rodríguez Zapatero al llegar al poder en 2004. La crisis económica elevará la cifra de cesantes a 2,5 millones en 2009. El ministro del Trabajo prevé un 11% de desempleo, en tanto rechaza las prejubilaciones y advierte que en un año habrá 375.000 desempleados más".Y hasta Fernando Arredondo, el vocalista de la banca punk rockera chilena Tío Lucho asegura que "el sistema caerá por su propio peso". Según La Nación del último domingo, el artista rockero dijo "nuestras canciones apelan a la muerte de un sistema de consumo que caerá por su propio peso, aunque sea en 20, 100 o ... 5.000 años más".¿Vivimos una crisis terminal del capitalismo o, simplemente, otra crisis cíclica más? ¿Estamos en presencia de otro fenómeno cíclico o de una crisis terminal, final, global, mundial...? ¿Vivimos un remake de la Gran Crisis cíclica de 1929, que condujo a la Segunda Guerra Mundial, o estamos presenciando la crisis final, global..., y el comienzo de una debacle planetaria, con nuevas guerras de rapiña e inéditas rebeliones populares contra el hambre y por la sobrevivencia de la especie humana? Todos estos temas se debatieron en la presentación del libro Bacchi. En el prólogo de su libro escribí que "en la actual sociedad de mercado no hay cabida para todos. El autor estima que la desinformación y la propaganda en favor del capitalismo, más la ausencia de medios democráticos y plurales, impiden un debate serio sobre las cuestiones más trascendentales que afectan al hombre contemporáneo. Bacchi advierte que se incuba una rebelión planetaria por la sobrevivencia de la especie humana, quizás una explosión social mundial que sepultará a la sociedad de clases y dará asidero a la consigna «¡socialismo o barbarie!»". Para el pensador brasilero todo esto ocurre mientras el mundo está sometido a la voluntad guerrera del imperio estadounidense, cuyo jefe –George Bush– aceleró el cambio climático global y dio luz verde a la destrucción física del planeta, en tanto la injusticia, la opresión, la desigualdad y los grandes bolsones de pobreza extrema alcanzan su máxima expresión en todo el orbe. Bacchi afirma que no presenciamos una crisis más, sino la última. El verdadero fin de la historia. ¿Y qué vendrá después de la hecatombe? Simplemente, ¡socialismo o barbarie!Harakiri del capitalismoEl libro de Bacchi expone cómo el capitalismo se está haciendo una suerte de harakiri al incrementar sus ganancias mediante la automatización y las máquinas computarizadas que cada vez desalojan más trabajo humano, aumentan el desempleo y generan así mucho dolor en la sociedad, pero también levantan un límite a la extracción de lucro de la mano de obra, o sea, de plusvalía, el valor que la clase trabajadora agrega a la producción sin ninguna retribución. Y en el análisis de Bacchi –al igual que en Carlos Marx–, la extracción de ese plusvalor es la esencia misma del capitalismo. Y también su sostén, porque, entre otras razones, los trabajadores compran y consumen los productos elaborados por esas máquinas, a fin de reproducir su fuerza de trabajo, pero si están desempleados se abstienen de comprar y consumir. Por lo tanto, la economía de mercado funciona para una población cada vez más reducida. Beneficia a una minoría que lucra, pero …en esa sociedad no cabemos todos.Y esto acaece por doquier, en todo el mundo, principalmente en EEUU, donde el capital financiero y la especulación le ganaron hace años la partida al capital industrial, como lo demuestra el autor con cifras contundentes, de fuentes estadounidenses irrefutables e "intachables" para el propio capitalismo, como la Reserva Federal, que es el banco central privado de EEUU. Esto significa que en la economía globalizada ya no predomina lo que se produce, la riqueza emanada de la producción industrial, sino que se crea riqueza ficticia mediante la especulación en las "burbujas financieras" y en las bolsas de valores como Wall Street.Bacchi también vaticina que la hegemonía del capital financiero está al borde del colapso. La economía de EEUU funciona con un déficit comercial multimillonario, apenas sostenido por China, la India, Corea del Sur, Japón y otros países cuyas mercancías baratas, elaboradas con mano de obra sub-pagada, se exportan cada vez más a EEUU, donde simplemente están destruyendo fuentes de trabajo. Y esos países causantes y, a la vez, sostenedores del déficit comercial estadounidense compran sus bonos del Tesoro para postergar la caída de un sistema que también los arrastraría cuesta abajo. Sin embargo, en esas naciones crece el temor ante el inminente colapso del dólar, que viene cayendo en picada sostenida desde hace varios años, y amenaza convertir las reservas de los bancos centrales dolarizados –como el de Chile y de muchos países del mundo, incluida Venezuela– en simples trocitos de papel.Para convencer del alcance mundial-terminal de esta crisis, Bacchi cita a numerosos estudiosos y cientistas sociales contemporáneos. Por ejemplo, a Francisco de Oliveira y Lucio Kowarick, quienes en 1975 explicaron la marginalidad –y por consiguiente, la exclusión social– como "una forma peculiar de inserción de la población desempleada en la división social del trabajo", pero en el 2006 Mike Davis retrucó que "el 57% de los trabajadores de América Latina, el 40% de Asia y el 90% de África están excluidos en la informalidad y componen un vasto «proletariado informal»". Para Davis y Bacchi, esa masa de desempleados excluidos no puede tipificarse como lumpen "ni mucho menos llamarse «ejército de reserva», pues ya no son reserva de nada y no hay un sistema económico capaz de absorber esa magnitud de desempleados". En resumen, y al contrario del dogma del discurso falaz de la propaganda de los grandes medios en favor del capitalismo globalizado, su cacareada libertad de mercado no es sinónimo de libertad personal, individual, ni siquiera de derecho a la vida y, además, el sistema se muestra incapaz de resolver los problemas esenciales de los seres humanos que forman parte de la sociedad contemporánea, al contrario de lo que aseguraron los teóricos fundacionales de este dogmatismo económico, entre otros, Adam Smith, hace más de 200 años. Al contrario, su solución es la muerte de los pobres, como en Iraq y Afganistán, y ayer en Corea, Vietnam y Somalia, para citar unos pocos casos de invasiones estadounidenses a gran escala. La guerra y la acumulación incesante de armamentos capaces de destruir varias veces el planeta, también dejó de ser el salvavidas cíclico de la economía estadounidense, gobernada por el llamado complejo militar industrial, que fabrica e innova de manera permanente los artilugios bélicos que sustentan la superioridad militar y tecnológica del imperio.Bush recibió el gobierno hace 8 años con superávit fiscal, pero en 2008 el presupuesto exhibe un déficit de más de 400 mil millones de dólares. Y el gasto "keynesiano" en las guerras de Iraq y Afganistán no dio el tiraje esperado a la chimenea de la economía, como tampoco lo hizo la "burbuja inmobiliaria" que sustituyó a la difunta "burbuja punto.com". Simplemente, los estadounidenses ya no tienen plata para salvar sus casas, el consumo cae y más de 40 millones de ciudadanos pobres no tienen ninguna protección de salud. La crisis del capitalismo se instaló "en casa", con recesión e inflación.El libro Bacchi entrega herramientas para estudiar, analizar y pensar el momento histórico, eonómico y político que estamos viviendo. El alerta "¡socialismo o barbarie!", requiere además definir bien ¿cuál socialismo? ¿Cómo será o debería ser ese socialismo?, algo todavía no pensado seriamente. Acaso, ¿será el llamado socialismo del siglo XXI? Pero eso es un tema para muchos libros todavía no escritos. Quizás Bacchi esté también en eso.
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¿Quién es Sergio Bacchi?
El autor reside en Chile por segunda vez en su vida. Es un luchador nato, de ascendencia italiana, nacido en 1939 en Santo André, Sao Paulo, Brasil. Sufrió un año de cárcel después del golpe militar que en 1964 depuso al presidente Joao Goulart y se fue a vivir como exiliado al Uruguay, donde consiguió una beca para estudiar en Bulgaria. Allí se recibió como ingeniero en electrónica especializado en construcción de computadores.Trabajó en Chile hasta 1973, cuando lo aventó al doble exilio otro golpe militar, el que le costó la vida a Salvador Allende, cuyo centenario acaba de cumplirse. Tras el golpe chileno, vivió y trabajó en Cuba donde hizo un curso de post grado en construcción de compiladores para lenguajes de programación. Regresó a Bulgaria para hacer un post grado en lenguaje de programación, sistemas operativos y computadores. Durante 6 años trabajó en Mozambique, África, y fue gerente de desarrollo de un sistema operativo para control automático industrial en Sao Paulo, donde vivió hasta 1997, año en que "retornó" a Santiago con su esposa chilena, Selva Aida Lascano Edelstein, y sus dos hijas brasileras.
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LPyC/04/07/2008

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