26/2/09

¿Indianistas de izquierda de clase mundial?

Hugo Rodas Morales *
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El señor embajador de Bolivia en México, Jorge Mansilla Torres, reacciona en BOLPRESS a la publicación de un artículo mío en otro medio, el periódico Pukara en su número 39. Por un elemental sentido de ecuanimidad periodística he solicitado a BOLPRESS que reproduzca mi artículo, para que el lector juzgue argumentos y no agravios personales, que por mi parte renuncio a devolver.
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El tratamiento acerca de la responsabilidad de cualquier funcionario público es un derecho democrático de todo ciudadano y seguiré ejercitándolo, sin recurrir al inapropiado lenguaje que exhibe el embajador mencionado, reivindicando una función diplomática que es su deber honrar.

El objetivo de este comentario es intervenir en un debate crítico y plural sobre la congruencia de la política internacional del MAS, que se reivindica democrática y contraria al orden neoliberal global, mientras sus representantes en el exterior reproducen prácticas del nacional-populismo conservador.

La primera y más simple idea acerca de las Relaciones Internacionales, señala que para el cumplimiento de nuestros deseos, debemos sujetarnos al conocimiento de dichas relaciones, pues sólo así podremos saber cuáles de nuestros valores expuestos son conflictivos y cuándo los medios que utilizamos comienzan a perjudicar nuestros fines. Es indudable que nuestros deseos están guiados por valores, por juicios acerca de lo que es bueno y malo desde el punto de vista de una determinada política exterior.

El gobierno boliviano del MAS convocó en el primer mes de este año 2009 al cuerpo diplomático en pleno, para instruir mediante el presidente Evo Morales y su Canciller, el señor David Choquehuanca, como objetivo común, el de lograr la despenalización internacional de la hoja de coca, que se la considere una planta no peligrosa en base a la experiencia y valores bolivianos. La primera pregunta, siguiendo el precepto general indicado, es determinar cómo se decide y ejecuta la política exterior de Bolivia.

Reflexionemos acerca de una opinión informada sobre la forma de hacer política del presidente Evo Morales, irrecusable además en el plano de los valores que podrían interesar al gobierno boliviano actual, por la admiración que declara a dicha política su autor. El periodista argentino Martín Sivak, al presentar una biografía sobre el presidente Evo Morales (Jefazo) respondió sobre el hecho admitido de que el presidente boliviano le sugirió nombrarlo embajador: "Lo interesante de esto es su respuesta -señala el periodista- cuando le dije que esto no podía ser, pues no nací en Bolivia y las reglas de la Constitución no lo permiten. ´Hermano, las reglas son para cambiarlas´, dijo. Me sentí un conservador porque, claro, pensé que la Constitución es algo inamovible. Pero no sería embajador de ningún país, pues no me siento capacitado para ello" ("El mito del presidente ilustrado fue superado", periódico La Razón, 3 de junio del 2008).

En este caso, el mito (o más bien no) del periodista ilustrado, del que conoce sus límites pese a haberse sentido "conservador", lo conduce hacia el recto juicio de que cumplir honrosamente la función de embajador (no digamos cambiar una Constitución) no depende de un deseo personal, aunque la persona sea el presidente boliviano: la amistad argentina, cuando menos en este ejemplo, demostró ilustradas imposibilidades pero encontró un motivo de admiración: que el presidente Evo Morales fuera "una persona transparente (que) se enoja, se alegra, hace chistes... tal como en sus discursos (...). Me resulta absolutamente inédita esa concordancia entre el mandatario de intramuros y el que va a los poblados", añadió Sivak. Dicha transparencia respondería mejor que la ilustración "a las demandas de la sociedad boliviana". En estas palabras, crédulas de una eficiente política electoral, tenemos ya el esbozo de una forma oficialista de hacer política en Bolivia y que cuenta, en efecto, con más de un admirador argentino: no sólo el cantante cristiano Piero, que ameniza mítines del partido gobernante MAS, sino variadas organizaciones sindicales, políticas y universitarias de ese país vecino, que manifiestan frecuentemente su solidaridad militante con el "proceso de cambio" que dirige el presidente Evo Morales. Veamos si ello basta para cumplir con los objetivos de una política "de extramuros" propia para despenalizar la hoja de coca, al parecer el más caro deseo del presidente boliviano, en el momento presente de la política exterior boliviana.

Un buen ejemplo de este escenario de solidaridad, incluida la participación argentina en el exterior, es el papel de la embajada de Bolivia en México, función delegada por el gobierno del MAS a un periodista no menos crítico del "mito de la ilustración" y en general del conocimiento social, según se desprende de sus intervenciones públicas. Cito una de ellas, suficientemente representativa sobre el tema que me ocupa: la percepción de la coca en la diplomacia boliviana, en relación a la prohibición internacional "contra las drogas" y para ello conviene recordar algunas certezas científicas básicas y ya comunes sobre el tema: 1. No es una suposición el tráfico de cocaína desde Bolivia, es uno de los escasos países productores de materia prima, en este caso de la hoja coca; 2. No se advierte en Bolivia el funcionamiento de grupos criminales de "sicarios" como en Colombia, o que la violencia derivada, desafíe la capacidad militar del Estado, como en México, donde el gobierno sigue la política de militarización "antidrogas" estadunidense; 3. La estigmatización del tema "drogas" (el submundo imaginario sobre el que se especula) reproduce la política estadounidense "antidrogas" imperante, sirviendo al discurso maniqueo que permite someter por medios de información militar (inteligencia) la política interna de los países sujetos a "certificación antidrogas", entre ellos Bolivia.

Esta, la transcripción parcial de una de las intervenciones públicas del embajador boliviano Jorge Mansilla Torres, en la Universidad de Morelia:

"Buenos días, muchas gracias. Es un altísimo honor estar en este templo del saber, histórico, tradicional, de Michoacán, rodeado de tanta gente importante, de tanta gente valiosa; tan calificada políticamente, humanamente y socialmente. Agradezco particularmente a mi compañero (...) a los compañeros dirigentes del sindicato de la universidad (...). A los representantes del gobierno, a los diputados que están aquí, a la señora representante de la señora rectora de la universidad. A todos ustedes, amigas, amigos. Agradezco la paciencia de mis colegas periodistas, con quienes tenía un compromiso a las once de la mañana y tal vez porque vivimos en una época de cambios (...) cambiamos los horarios (...). Quiero destacar también la presencia y agradecimiento de la delegación de los compañeros de la escuela (...) que está funcionando en (...). También una referencia (...) a una boliviana, nacida en Sevilla, España que vive aquí, ella es la sevillana, la maestra (y) autora de dos libros extraordinarios en favor de Bolivia: uno sobre la minería colonial en Oruro y uno que vamos a presentar posteriormente, referida (sic) a otra región entrañable de Bolivia, Carangas, donde los indígenas conservaron durante 200, 300 años, una pequeña iglesia, con unos murales que ahora llamamos "la Capilla Sixtina de Bolivia". Gracias Concepción por invitarme, gracias por esta preocupación tuya por acercar a mi país este Michoacán (...), sevillana universal (aplausos). (Este) es un primer aporte, una bandera boliviana (...).

Señoras y señores, amigos bolivianos. Es inevitable un preámbulo, es inevitable la emoción (aplausos, risas). Quiero en nombre del gobierno de Evo Morales (ahora sí, de nuevo, bromea un asistente). Decía, en nombre del gobierno de Evo Morales rendir un homenaje sincero, apesadumbrado, a los que cayeron la noche de "el grito" aquí (festejo del 15 de septiembre), víctimas de la irracionalidad. Bolivia tiene reputación imperialista (sic) y un cargo infame como país, productor de coca y supuestamente narcotráfico y también allí estamos expuestos a este tipo de represiones, crímenes, condenables, repudiables, execrables. Mi homenaje a los michoacanos; a los bolivianos patriotas, que cayeron al pie de su bandera, al pie de su grito; es una forma digna de morir (sic) en esa noche terrible. También, el deseo del gobierno de Evo Morales para que los compañeros que sufrieron heridas aquella vez se repongan, y los bolivianos recobren también esa infamia que llevan en el corazón y la consciencia. No tiene que haber miedo, no tiene que haber temor, porque, amigas, amigos, se muere cuando se deja de combatir y vamos a combatir y resistir a todos los males que el imperio, las lacras del imperio como los narcotraficantes, los cártels o los que sea nos quieran lanzar para atemorizarnos. No vamos a tener miedo, porque el miedo es el peor enemigo que puede tener el hombre, el miedo es más infame que el propio imperialismo (sic) y si vencemos el miedo no hay valladar no hay enemigo al frente (....). Digo en quechua, de todo corazón: saludo a ustedes y me solidarizo con su dolor.

Voy a hacer una pequeña referencia (...) vinculante de Michoacán con Bolivia. Parece que en el tiempo de la colonia llamó un sacerdote (...) que estuvo aquí y fue a cristianizar Bolivia (en) 1600-1700, que llevó la idea de la tarasca en Tarasco, que en Bolivia, en la zona oriental de Santa Cruz de la Sierra, la tarasca tiene colindancia con el demonio, con el diablo, pero en sentido amoroso; los cambas en mi país tienen canciones extraordinarias aludiendo a la tarasca, amenazando con la tarasca al ingrato, al amor traicionero. Dicen en sus canciones: "A la tarasca entregaré, porque ya no me quieres y la tarasca hará sufrir para que vuelvas a quererme". La tarasca. Es la primera referencia que tenemos con el tarasco, aunque lo tarasco tenga aquí una connotación peyorativa. Pero, ya durante la república, Bolivia sostuvo una guerra con el Paraguay (...).

Pregunta de un periodista. El Presidente (Felipe) Calderón, envió una reforma para legalizar el consumo de las drogas aquí en México (se refiere a la marihuana, menos riesgosa que el tabaco). En este sentido, cual es su opinión.

Respuesta del embajador. Bueno, en Bolivia no tenemos legalización de la droga de ninguna manera (sic), pero estamos de acuerdo con esa medida porque aminora el miedo, el temor, el sobreprecio de estas drogas infames (sic). Existe los carteles o los cárteles (sic), porque existe el temor y el sobreprecio y la persecución sobre los que consumen la droga. Los cárteles multiplican, elevan el precio, hacen un negocio clandestino. Es un viejo proyecto boliviano; hemos apoyado en muchas oportunidades, la necesidad de legalizar la droga, siguiendo el ejemplo de la época de la prohibición (sic). Estados Unidos, cuando se prohibió el alcohol y el cigarrillo fue la época más nefasta, porque aparecieron como ustedes saben, las bandas de los traficantes, de Al Capone, Dillinger y todos estos, que orillaban al crimen, que ocultaban el whisky, ocultaban todo esto cuando había la prohibición para aquello pero cuando se liberó aquello se da al hombre la libertad de escoger entre el veneno que es la droga, entre el veneno que es el alcohol y la forma ecuánime o racional o la abstinencia (sic). Hay que confiar en el hombre, hay que creer en el hombre.. Pienso que, sacar a las drogas, a los licores, al alcohol (sic) de la infamia de la clandestinidad donde operan las sombras, donde operan los criminales, es un acto de coherencia (sic). En este sentido, creemos que lo que propone el presidente (de México) Calderón, es un paso no a la liberalización del vicio (sic) sino al control legal. Todo drogadicto es un enfermo y debería comprar su droga, aunque parezca exagerado decirlo, en la farmacia. Y debería comprarlo (sic) con una receta médica, de tal manera que en el barrio sepamos quiénes son los drogadictos y a quiénes hay que cuidar y de quiénes vamos a cuidarnos. Para que la droga, su consumo como el cigarro en otro tiempo, como el vino, como el whisky, como la cerveza, no sean artículos de consumo clandestino. En 1963, la Convención de Viena calificó injustamente a la hoja de coca como estupefaciente y la hoja de coca no es estupefaciente, no es droga. Lo dije en la conferencia de prensa: la hoja de coca no es cocaína, la uva no es vino, la cebada no es cerveza y entonces por qué tanta persecución contra la hoja de coca. Lo dijo Evo Morales en la Asamblea de las Naciones Unidas por qué persiguen a esta hoja de coca que es verde, satanizada, y por qué es legal la Coca-Cola que es negra, que es veneno (sic), que es químico. En ese sentido estamos de acuerdo con la propuesta del presidente Calderón (sic). (...) se van a formalizar las fechas de intercambio de visitas presidenciales. Queremos fijar la fecha de al visita del presidente Evo Morales a México, para la correspondencia luego de la visita del presidente Calderón a Bolivia; pensamos que hay más puntos de coincidencia y puntos de encuentro comercial y cultural, económico, educativo, financiero entre México y Bolivia. Y que necesitamos apurar esos tramos, después del pequeño impasse que hemos tenido con el presidente (Vicente) Fox que no nos quería, que no quería al gobierno de Evo Morales; lo trataba con desprecio, hasta con insultos. El presidente Calderón ha rehabilitado esos puentes. Somos países hermanos, Bolivia le tiene gratitud a México, desde siempre; nos ha ayudado mucho en la época de las dictaduras militares. Muchos asilados políticos, muchos perseguidos políticos encontramos en México un refugio en los años ´70, ´80. Yo mismo, vine dos veces exiliado aquí, acogido por México (...)". (Morelia-Michoacán, México, 10 de septiembre del 2008).

Lo que evidencian estas declaraciones, además de la "transparencia" de los valores del embajador boliviano, es la reiteración empobrecida de la "diplomacia de la coca" ("coca no es cocaína") de la derrotada izquierda neoliberal boliviana (el MIR), cuyo encubrimiento gubernamental del tráfico de cocaína a fines de los años ´80, sólo pudo ser disimulado por la "democracia pactada" entre las fuerzas neoliberales de ese periodo. Temas sensibles del ámbito internacional, llevados a la muy personal valoración del embajador sobre la causa de las relaciones de Bolivia con Venezuela (por "el mucho afecto que nos tienen") o su apoyo militante en los eventos del líder del PRD (el centroizquierdista Manuel López Obrador), se combinan con eventos como aquel al que invitara la embajada boliviana en el Club de Periodistas de ciudad de México (del que hizo eco el periódico próximo al PRD, La Jornada) para publicitar un retruécano electoralista: la "dEvocracia" (por los resultados del referéndum revocatorio que ratificara el 10 de agosto pasado, con mayoría absoluta de votos, al presidente y vicepresidente bolivianos). La incontinencia verbal de un embajador, añade así la equívoca noción de que la democracia reemplazaría a los electores por el candidato triunfante, fijando en un nombre la lucha obrera y popular desde fines de los años ´70.. Ningún funcionario o consejero, de los que agradan a la embajada por "apoyar el proceso de cambio", advirtió al funcionario diplomático acerca del carácter contradictorio de celebrar una victoria del pueblo (demos) mediante la reducción lingüística indicada, ni del gazapo que se obsequiaba a los grupos oligárquicos; esa burguesía intermediaria boliviana (clasista y no según su lugar en una antípoda como la concibe el vicepresidente boliviano, Álvaro García, apoyado en autores de la socialdemocracia italiana), cuya respiración artificial como vieja elite debe no poco al discurso del "gobierno para todos", difundido por el "hermano mayor" de Bolivia (el Brasil del ex obrero Lula Da Silva) y adoptado sin reservas por el presidente Evo Morales, discursos que sólo conduce a reforzar las relaciones capitalistas dependientes que subordinan a Bolivia en lo internacional.

Súmese anecdóticamente el hecho (responsabilidad de la Cancillería) del desafortunado cambio del pasaporte boliviano: aquel modesto documento de tapa azul oscura que malbarataron los gobiernos liberales del pasado, ahora exhibe en portada de rojo desteñido un desmesurado escudo nacional y destaca a la "Comunidad Andina" sobre la "República de Bolivia", intentando inútilmente agotar en su interior diversos motivos folclóricos, sin mezquinar fauna, geografía, danzas ("de los Tobas"), instrumentos musicales, trajes típicos ("cholita tarijeña"), privilegios a la religión católica (el Cristo de Cochabamba) y otros, en imágenes escolares difusas. Después de tres meses regulares de investigación del titular, por la mitad del tiempo de validez y el doble del costo (85 dólares) que rige en otras naciones, el nuevo pasaporte boliviano brinda pretextos fáciles a la conocida susceptibilidad de los funcionarios internacionales encargados de controlar dicho documento.

Miremos ahora al pasado, desbrozando las razones del extravío de una conciencia clasista declarada en el pasado por el embajador, de las que derivan sus anacrónicas veleidades actuales. Remontémonos a una de las modalidades de cooptación neoliberal, ejercitadas por empresas capitalistas en el seno de la sociedad civil contemporánea: durante la crisis energética del sistema capitalista en 1973, la iniciativa empresarial privada se propuso la necesidad de intervenir decididamente en las actividades de la sociedad civil, promocionando la imagen de una preocupación global por los individuos y los países, más allá de su realidad efectiva. Así surgió, a fines del siglo XX y luego de diversos intentos y de la inverosímil Alianza para el Progreso estadounidense en su vinculación con América Latina, un "concepto" que creía encontrar en palabras convenientemente ambiguas, la manera de denominar una separación invisible entre la realidad social injusta que interpela en la conciencia de los individuos y el prestigio fetichizado y efímero de estos últimos, para que sus intereses no sean los mismos que los de su comunidad nacional o internacionalmente subordinada. Esa buena idea para uso de empresarios emprendedores y consumo de egos postergados se llamó "ciudadanía de clase mundial" y se puede leer en diversos estudios serios contemporáneos, entre los que el más esforzado en brindar esta ficción tal vez sea el de Rosabeth Moss Kanter, titulado La nueva clase directiva mundial (World Class). Progreso local en una economía global (Barcelona, Paidós, 2000).

¿Cuáles los bondadosos principios que guían esta empresa de neocolonización, cuyo país de origen no se nos oculta? 1. Se trata, afirma la autora indicada, de que los consumidores "vean el planeta como un centro comercial y que las comunidades compitan con todo el mundo"; 2.. Que las grandes corporaciones estadounidenses se muestren "más amistosas con sus socios externos"; 3. "El creciente deseo de alcanzar un espíritu comunitario [y] hacer que las comunidades funcionen" (sic); 4. "Por supuesto, muchas estrellas comunitarias o empresariales han ido ascendiendo a lo largo de bastante tiempo, como el músico del proverbio, que practicó durante años para convertirse en una sensación ´de la noche a la mañana´". Se trata de un discurso ideológico dirigido a modelar "una forma de pensar" que evite a los ciudadanos no estadunidenses, "convertirse en defensores a ultranza de lo nativo, resistiéndose y sintiendo resentimiento hacia el globalismo", es decir, hacia la hegemonía capitalista estadounidense del mundo (pp. 11-23). No es necesario ser sociólogo para advertir el engaño propio de sociedades consumistas sujetas a un marketing de información, ni es ingenuidad lo que motiva a algunos individuos a aceptar este tipo de "prestigio global". Como señalan los autores menos comprometidos con esta estratificación despolitizadora: los "ciudadanos de clase mundial" aspiran a la distinción que las elites tradicionales han guardado para su uso exclusivo y, cuando menos, obtener esa diferenciación de prestigio que establece un grado virtual alto en la sociedad de consumo. O como una encuesta argentina decía el año 2007, ciudadanos que "quieren mostrar que pudieron llegar" a algún lugar destacado de la escala social.

En el sentido descrito, la transnacional petrolera TRANSREDES (creada en 1997 en Bolivia y asociada a Enron y Shell Gas, con capital británico de Ashmore Energy Internacional) que explota el gas boliviano y está sujeta apenas desde el año pasado a un régimen de producción controlado, tuvo la iniciativa de adoptar esta campaña en Bolivia durante el gobierno de la coalición neoliberal encabezada por el MNR del ex presidente Sánchez de Lozada. Dicha empresa buscó identificar a ciudadanos bolivianos cuya labor en el pasado pudiera ser destacada como "de clase mundial", para redefinir historias de vida privada que pudieran servir a la imagen de un mundo globalizado capitalista en el que el esfuerzo individual, incluso y sobre todo de ciudadanos tan poco reconocidos como algunos bolivianos que hubieran destacado dentro o fuera de su país, fuera reconocido por dicha transnacional, que se atribuía la facultad de distinguir con la "ciudadanía mundial" a sus elegidos. Resulta innecesario destacar que el concepto de clase social, rigurosamente expresivo de la explotación capitalista en el pensamiento de Marx, recibía así una novedosa relativización no apoyada en la inherentemente conflictiva realidad social, sino en una edulcorada visión que algunos pocos individuos premiados irían a corroborar. Entre esos individuos se encontraba el acaso desprevenido periodista y ahora embajador de Bolivia en México, destacado en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra (2003) por su "creatividad" como "Boliviano Clase Mundial", durante el último gobierno neoliberal boliviano. Un boleto de avión y algunos mensajes televisivos cooptaron a favor de una transnacional petrolera, años de reconocida labor radial empírica en el distrito minero de Llallagua, de críticas a regímenes dictatoriales militares (1960-1980), del exilio conocido y reconocido por sus connacionales en el diario Excélsior de México y el pasado de una identificación clasista que ninguna "historia privada" como la que impulsa la noción de "clase mundial" podría comprender. El periodista opuso por entonces poca resistencia, cuando un gobierno del MAS no resultaba previsible y ni siquiera Casa de las Américas de Cuba, parece advertir la curiosa flor curricular que reproduce su página en Internet. La deriva de esta historia es previsible: el actual embajador descalifica al proletariado minero cuando este efectúa críticas por el reformista gobierno del MAS (que guarda trato privilegiado para la propiedad y el interés privado), lo mismo que afirma después que Bolivia superó no sólo el neoliberalismo sino el capitalismo, o que el MAS sigue una "línea socialista" consecuente, semejante a la del desaparecido dirigente socialista Quiroga Santa Cruz, cuyo crimen impune el gobierno del MAS no investiga durante los tres años que ya gobierna. Institucionalmente en cambio, las gestiones de la embajada boliviana en México ignoran al movimiento indígena zapatista mientras negocian sucesivas y penosas aproximaciones al conservador partido gobernante de México (PAN) como en el tema de drogas citado, y a su aliado de centroizquierda (el PRD) en la capital mexicana.

Esta es la práctica contradictoria del "proceso de cambio" boliviano, ejercitada en México por un representante de esa supuesta "nueva izquierda indianista" gobernante, que el vicepresidente boliviano Álvaro García declara a la academia latinoamericana haber descubierto (véanse Cuadernos críticos de CLACSO), práctica que insiste en desplazar la conciencia de autodeterminación indígena y desmovilizar la independencia clasista del proletariado boliviano, históricamente consideradas, en favor de la demostrada sordera del reformismo oficialista en Bolivia. Esta errática diplomacia, contraria al ideal democrático y anticapitalista del movimiento social en Bolivia debe cambiar y abandonar la arbitraria actitud de sus eventuales titulares, para ser discutida y resuelta en el seno de las organizaciones del movimiento indígena y obrero en Bolivia y no exclusivamente por el jefe del MAS -en el caso de México, antes de perder irremediablemente el "beneficio de la duda" sobre el "mandar obedeciendo", según concedieran con cautela los indígenas zapatistas mexicanos, a mediados del año pasado.
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* Profesor universitario de Ciencia Política y Administración (UNAM), reside en México y es autor, entre otras publicaciones, de Huanchaca: modelo político-empresarial de la cocaína en Bolivia, Plural, La Paz, 1997. hugorodasmorales@gmail.com
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Bolpress - Bolivia/26/02/2009

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