8/12/09

ESCARBANDO en LQ Somos

Traslapo usamericano


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Por un lado, los viejos halcones salivando con las garras afiladas (continúa el olor a guerra y a dólares robados); por el otro, los progresistas iracundos ante la ausencia de una política consecuente (¿dónde está la paz y el cambio?). En Estados Unidos, a menos de un año de su instauración, el obamismo se vive desde esa superposición.

A partir de esa coincidencia errática (la continuidad es el cambio), la ferocidad de la derecha mediática (caso fácil, Fox News) no tiene límites. A la desinformación programática se suma el activismo malicioso; por ejemplo, la incitación a la violencia que, desde CNN, se le imputó al comentarista Lou Dobbs, cuyo mensaje antiinmigrante se ha relacionado con el alza en el número de agresiones contra los latinos indocumentados.

El programa antiinmigrante de Lou Dobbs no se transmitía en la edición de CNN en Español.
En la conferencia de la Asociación de Estudios Latinoamericanos de Estados Unidos (LASA por sus siglas en inglés), celebrada en San Juan de Puerto Rico (2006), la profesora de la Universidad de Puerto Rico, Silvia Álvarez Curbelo, le dedicó un artículo al trabajo venenoso de Dobbs, un comentarista que, además de culpar a los indocumentados por los problemas económicos y sociales del país, ha apoyado públicamente a los grupos que, como los Minutemen, se transformaron en milicias ciudadanas (para muchos, racistas) a la defensa de la frontera entre México y Estados Unidos.

Recientemente, el periodista latinousamericano Roberto Lovato, hastiado del veneno de Dobbs, encabezó una campaña pública para exigirle a CNN que, dada su abierta ideología antiinmigrante, despidiera a Dobbs. Con suficientes firmas electrónicas, Lovato logró en poco tiempo lo que parecía una batalla mucho más ardua: arremeter contra uno de los comentaristas más rentables de CNN. Inesperadamente, el señor Dobbs hizo pública su renuncia. En Democracy Now, Amy Goodman reportó la noticia; en el resto del país, se comentó también la movida de Dobbs.

Obviamente, muchos se preguntaron cuál sería el subtexto de Dobbs; ¿pensaba irse a Fox para inaugurar un programa de televisión mucho más radical que el de CNN? Pocos se imaginaron hasta dónde llegaba la osadía del comentarista venenoso. Hace unos días, en una emisora de radio usamericana, le preguntaban a Dobbs si era verdad que estaba pensando postularse para la presidencia de Estados Unidos en 2012. Sin pelos en la lengua, Lou contestó que sí.

La ficción de la derecha es tenaz; el socialismo de Obama moviliza un activismo para darle en el corazón de la madre a todos los comunistas (también, sin ninguna contradicción, considerados hitlerianos) del país. La urgencia es clara: hay que prevenir el derrumbamiento de la libertad que tramita el presidente desde la Casa Blanca. La extrema derecha no erra en su golpe; se ocupa de canalizar la ira de la clase media trabajadora —en progresivo descenso económico— contra los sujetos más vulnerables de la economía usamericana, los indocumentados a quienes Dobbs acusó de leprosos.

A la misma vez, los progresistas, emputecidos con la continuidad del segundo bushismo (2005-09), no se cansan de delinear (entre sí, pues la clase media no los lee) las trampas del obamismo mediático; un discurso que le habla al pueblo mientras se lo da todo a Wall Street y al Pentágono.

Una realidad superpuesta: la derecha que asusta con la llegada letal de los socialistas que quieren quedarse con el país y la izquierda que critica a pulmón la continuidad del clintonismo bushista que Obama no saca de curso.
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LQSomos. Francisco Cabanillas. Diciembre de 2009.
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LQSomos/08/12/2009

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